La reciente serie sísmica de la Vega de Granada tiene lugar en un territorio calificado como de alta peligrosidad sísmica en el contexto de España. La ocurrencia de terremotos en esta zona es conocida desde la época de los árabes, y es muy frecuente. Además, la localización de numerosas poblaciones sobre los sedimentos blandos de la propia vega propicia un efecto amplificador de la sacudida sísmica que intensifica sus efectos aun cuando las magnitudes de los terremotos no sean muy altas. El último terremoto ocurrido en la zona con consecuencias más graves que los acontecidos hasta el momento tuvo lugar en 1956 (terremoto de Albolote), y con anterioridad en 1911 y 1918 en Santa Fe y Atarfe. Descripciones precisas de los efectos que tuvieron estos terremotos pueden consultarse en el catálogo de terremotos con efectos geológicos que edita el IGME junto con la AEQUA.
Desde el 2 de diciembre del pasado año y hasta el 27 de enero del presente año, se han registrado más de 430 terremotos en la zona de Atarfe por la Red Sísmica Nacional, con un primer sismo el 23 de enero del año 2021 a las 11:15 (UTC) con magnitud máxima 4,4, seguido por una serie consecutiva de terremotos de magnitudes similares el 26 de enero, destacando el terremoto con una magnitud de 4,5, y dos terremotos de magnitud 4,2. La intensidad máxima reportada por el IGN, tanto la calculada de forma automática como la supervisada indica un valor de V+ según la escala macrosísmica EMS98. Esto significa que el terremoto se ha sentido por la población en el exterior, y ha producido daños menores en edificaciones y construcciones afectadas. También han ocurrido 11 terremotos de magnitud entre M 3 y M 3,7 con intensidades macrosísmicas entre III e incluso V, dependiendo de la profundidad hipocentral. La media de profundidad de los terremotos es de 5,6 km, con una profundidad máxima de 22 km y mínima de 1 km, siendo estos valores someros los más interesantes, al haberse reportado intensidades sísmicas de valor III para terremotos de magnitud tan pequeñas como 1,5.
El comportamiento en el espacio y en el tiempo, la existencia de fallas geométricamente compatibles y cercanas entre sí (separadas pocos kilómetros), y disponer solamente de un único mecanismo focal dificulta poder afirmar si corresponde a un enjambre sísmico, o representa un triggering en cadena entre diferentes fallas mecánicamente compatibles.
Es interesante destacar que el elevado número de terremotos sentidos, incluso para bajas magnitudes, puede verse favorecido tanto por la poca profundidad hipocentral en combinación con el relleno cuaternario de la Vega y la altura del nivel freático.