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Formulario para apadrinar un Lugar de Interés Geológico

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CI174 - Rañas de Cañamero-Valdecaballeros Ver descripción LIG)

Ejemplo modélico de una raña. Se sitúa al sur de Las Villuercas y conecta con la depresión del Guadiana. Presenta un glacis desarrollado sobre depósitos del Mioceno y Plioceno al pie de la Sierra de Guadalupe. Los sedimentos correspondientes a la raña están constituidos por cantos de cuarcita subredondeados inmersos en una matriz fina, de edad presumiblemente plio-cuaternaria. Representa depósitos de abanico aluvial. El glacis cuenta con una anchura máxima de 11,3 km y una longitud de 13,2 km. La inclinación media de la superficie de la raña es de 1,06%. El límite noroccidental está formado por el Río Ruecas, aproximadamente 500 m al S del puerto de Puertollano. El límite nororiental y oriental es difícil de definir, ya que existen superficies de raña más allá del área propuesta (coincidiendo con el Arroyo de las Alberquillas). Los límites meridional y occidental coinciden con los escarpes del glacis. Las rañas constituyen mesas y la de Cañamero (o Valdecaballeros) es la más grande y la más occidental del S de las Villuercas. Hacia el E existen varias superficies, que constituyen restos de pedimentos, como las Mesas de la Raña, las Mesas de los Sotillos o la Mesa del Pinar. La superficie del glacis ha sido retrabajado con posterioridad a los depósitos de raña (serie ocre), y su configuración actual digitada se debe a la disección fluvial por erosión remontante. La Raña no constituye en sí una unidad litoestratigráfica continuada sino un sistema de abanicos aluviales independientes y aislados que presentan una serie de analogías que permite relacionarlos por su posición, litofacies, morfología, filosilicatos y suelos. En términos generales, constituyen una formación conglomerática de cantos heterométricos y subangulosos de cuarcita y arenisca, generalmente rubefactados y muy alterados, dentro de una matriz arcillo-arenosa rojiza. Su potencia es muy variable y se les asigna un origen fluviotorrencial. La raña es aún actualmente objeto de diferentes interpretaciones genéticas y cronológicas como recogen Martín-Serrano y Molina (2005) y aunque no existen argumentos paleontológicos o geocronológicos para su datación, en general se les atribuye al tránsito Neógeno-Cuaternario (Martin Serrano, 1991), puesto que definen el momento previo al encajamiento de la red fluvial actual, representando el final del endorreísmo de las cuencas cenozoicas. La génesis de las rañas se ha interpretado con diversas situaciones climáticas, pero parece que refleje mejor con climas cálidos y precipitaciones estacionales. Diversos autores, sin embargo, los relacionan con fenómenos tectónicos de las etapas finales alpinas como resultado de un rejuvenecimiento de sistemas montañosos (Martín Escorza, 1977 y Álvarez et al., 2004, De Vicente et al., 2012)
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