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Formulario para apadrinar un Lugar de Interés Geológico

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CA101 - Hoces de Vegacervera Ver descripción LIG)

Las Hoces de Vegacervera se localizan en el tramo medio del río Torío, dentro de los municipios de Vegacervera y Cármenes, en el norte de la provincia de León. Las Hoces de Vegacervera son una espectacular garganta, resultado de un conjunto de procesos geológicos que han dado como resultado la formación de una espectacular garganta. Entre ellos, la incisión lineal del río Torío parece haber jugado un papel preponderante. Desde el levantamiento de los bloques paleozoicos, dicho río ha incidido en las duras calizas carboníferas aprovechando el trazado de una falla directriz con dirección norte-sur que individualiza sendos bloques calcáreos (el de Valporquero al oeste, con una altitud media de 1560 metros, y el de Fresneda al este, con 1640 de altitud media), del mismo modo que otras dos fallas situadas al este de este conjunto individualizan los bloques de Las Enrasadas (con una altitud media de 1.750 metros) y el de Correcillas (con 2.000 metros de altitud media). La incisión del Torío tuvo lugar desde el momento en que se empezaron a elevar los bloques paleozoicos y se fue hundiendo la cuenca sedimentaria situada hacia el sur. Una observación detallada del perfil transversal de las hoces permite detectar que en los dos tercios superiores la pendiente de ambas vertientes es muy importante, pero su perfil es algo más tendido que en el tercio inferior. Esta morfología se interpreta como un paleovalle por el que discurrió el río Torío hasta que se completó el emplazamiento de los bloques cantábricos y el establecimiento de la cuenca sedimentaria meridional. Una vez finalizados estos, el río Torío emprendió un fuerte encajamiento que se materializa en el tercio inferior de las hoces, de paredes escarpadas y subverticales. Dicho encajamiento tuvo lugar de forma simultánea al que el río desarrolló aguas abajo, en el piedemonte cenozoico. En el tercio inferior del perfil de las hoces predominan los procesos erosivos, como las caídas, los desprendimientos o la formación de marmitas en el propio lecho del río. Destaca la fuerte descompresión a la que se ven sometidas las rocas de los macizos que delimitan la hoz a medida que esta evoluciona en el tiempo. Como fruto de esta descompresión, se genera una especie de vacío que provoca la caída de grandes lajas de caliza a partir de un plano curvo, que acaban alcanzando el lecho del río, por donde son evacuadas. Este proceso de descompresión resulta fácilmente observable en la mitad inferior de las hoces. La karstificación también ha jugado un papel importante en el origen y evolución de las hoces; de hecho, en ambas vertientes existen numerosos ejemplos de cavidades y simas, algunas de gran desarrollo morfogenético. Además, las superficies planas culminantes de los dos macizos que las delimitan aparecen ocupadas por sendos campos de dolinas, que constituyen áreas muy permeables por las que el agua penetra al interior de dichos macizos. Todo parece indicar que en algunos momentos el propio río Torío ha podido aprovechar algún conducto subterráneo para progresar en su incisión. La presencia del sifón del Pozo del Infierno, que desciende casi 100 metros por debajo del nivel de base de las hoces, corrobora esta hipótesis. Igualmente, existen abundantes ejemplos de lapiaces en las paredes de las hoces.
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