Sedimentológico.
Hidrogeológico.
Desde el punto de vista hidrogeológico, las Tablas de Daimiel son la principal salida de los recursos hídricos de la cuenca alta del Guadiana, especialmente de los subterráneos, y el estado del agua en ellas puede ser considerado como un indicador de cantidad y calidad de agua en un conjunto de sistemas acuíferos que ocupan cerca de 15.000 km2. De todos ellos, las Tablas de Daimiel están relacionadas directamente con la mayor parte de las descargas del acuífero de Mancha Occidental, cuya extensión, supera los 5.000 km2. El agua subterránea circularía en él sobre todo de noreste a suroeste. Este acuífero, conocido popularmente como Acuífero 23, según la numeración del primer catálogo de sistemas acuíferos del Instituto Geológico y Minero de España, se encuentra actualmente dividido, en cuanto a la gestión de recursos hídricos, en tres “masas de agua subterránea”, que se denominan, de este a oeste, Rus-Valdelobos, Mancha Occidental II y Mancha Occidental I. Estas dos últimas desaguan, si se dan las circunstancias idóneas, en el río Guadiana, en el entorno del Parque Nacional.
La topografía del sistema acuífero de Mancha Occidental es muy llana, con una pendiente media que implica un descenso, de noreste a suroeste, de 75-80 centímetros por cada kilómetro. Esto favorece que la red superficial esté poco definida y que, en condiciones naturales existiese una fuerte interacción entre las aguas superficiales y subterráneas, pasando el agua de ser de un tipo a otro en función del estado de llenado del acuífero, lo cual promueve la existencia de múltiples manantiales y zonas húmedas como principales elementos de descarga del acuífero. La intensificación de los bombeos de aguas subterráneas, durante la década de los setenta y ochenta, determinó que en 1984 los Ojos del Guadiana se secaran y que en 1987 se declarase el acuífero como sobreexplotado. Distintas actuaciones sociopolíticas, unido a las intensas lluvias del año 2010, determinó que en 2012 los Ojos del Guadiana volvieran a ser surgentes, si bien la composición química de las aguas subterráneas fue diferente (Castaño et al., 2018). Durante el periodo 1984-2010 se produjeron varios incendios y la supervivencia del humedal se cuestionó, poniendo de manifiesto la fuerte dependencia que tiene el humedal de las aguas subterráneas.
Desde el punto de vista sedimentológico, el humedal es un lugar excepcional donde actualmente se están formando rocas, de un modo similar a como se han formado durante los últimos milenios. Estas rocas se han ido acumulando en el subsuelo del Parque Nacional de donde se pueden extraer, mediante técnicas de perforación, para obtener la información que contienen sobre la historia del humedal, la evolución del clima y/o la influencia ejercida por el hombre sobre el medio ambiente.
Naturalístico (botánico-faunístico).
Etnológico.
Histórico o cultural.
La singularidad del quimismo de las aguas propicia el desarrollo de un ecosistema donde la vegetación es abundante y muy variada, con más de 300 especies, y la fauna muestra gran diversidad (Alvarez Cobelas y Cirujano, 1996; Sánchez-Carrillo y Angeler, 2010). La diversidad de flora y fauna hallada en este entorno ha motivado la creación de distintas figuras de protección, que vienen a poner de manifiesto el valor ecológico del lugar. El Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel nació en 1973 ligado al agua y desde 1980 es uno de los parajes emblemáticos de la Reserva de la Biosfera de La Mancha Húmeda. Así mismo, la larga historia de asentamientos humanos en relación con este punto (desde al menos la edad del Bronce) y el desarrollo de actividades particulares a él (pesca, caleras, etc.) justifican su interés histórico y etnológico.