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Formulario para apadrinar un Lugar de Interés Geológico

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TM131 - Las Tablas de Daimiel Ver descripción LIG)

El humedal fluvial de las Tablas de Daimiel (Fig 1) es un entorno de gran interés donde se diferencian diversos ambientes donde se acumulan distintos tipos de sedimentos (Fig. 2), que pueden apreciarse en los dos lugares que se describen a continuación. El primero de ellos es el observatorio de Prado Ancho (UTMX: 440.642; UTMY: 4.333.349; HUSO: 30; ETRS89). Desde aquí se tiene una de las mejores vistas y se observan los tres ambientes sedimentarios que constituyen el humedal (Figs. 3 y 4): 1) tablazos o áreas de aguas libres, con profundidades de 1 a 1.5 m, donde se acumulan carbonatos biogénicos derivados de caráceas, 2) áreas de vegetación emergente (masiega -Cladium mariscus-, acompañada por carrizo -Phragmites australis- y enea -Typha domingensis-) y con una lámina de agua muy somera, donde se acumulan arcillas ricas en materia orgánica y turba, y 3) áreas marginales con escasa vegetación (herbáceas y arbustos), que quedan inundadas únicamente en los periodos de avenidas y donde se acumulan arcillas pobres en materia orgánica y arcillas con yeso intersticial en relación al río Cigüela. El segundo lugar es el entorno de la Isla del Descanso, donde puede apreciarse un relieve kárstico (UTMX: 439.315; UTMY: 4332550; HUSO: 30; ETRS89). Se puede hacer un recorrido por las pasarelas que el Parque Nacional ofrece a sus visitantes, que van uniendo distintas islas que quedan individualizadas por el humedal. Las islas que afloran en el interior del humedal están constituidas por calizas pliocenas y son las formas aflorantes del relieve kárstico que constituye el vaso del humedal. Son por ello, los únicos testigos de la morfología irregular del vaso y se encuentran parcialmente fosilizadas por los sedimentos que se han ido acumulando en el humedal, a lo largo del Holoceno. Uno de los mejores afloramientos de calizas pliocenas karstificadas (rasgos de disolución y colapsos), dentro del recorrido, puede observarse en la Isla del Descanso (Figs. 5, 6 y 7). La depresión de dirección ENE-OSO donde se encuentran las Tablas comenzó a formarse a finales del Mioceno en relación con la reactivación de fallas profundas del zócalo de direcciones E-O y NE-SO, si bien es en el límite Plioceno inferior - Plioceno superior (fase tectónica Iberomanchega I, de carácter distensivo) cuando adquiere una configuración parecida a la actual (Pérez González, 1981). Durante este período tuvieron lugar, en el Campo de Calatrava, episodios de vulcanismo intraplaca en el Mioceno superior (8,07–6,4 Ma) y el Plioceno-Pleistoceno (3,7-0,7 Ma) (Portero et al., 1988). El relleno de la depresión abarca del Mioceno al Plioceno superior y está constituido por sedimentos siliciclásticos, carbonatados y evaporíticos que fueron deformados por la tectónica de la fase distensiva Iberomanchega II (Pérez González, 1981). En el entorno del Parque Nacional, los primeros sedimentos que afloran son carbonatos, en el margen meridional del humedal, y carbonatos y siliciclásticos, en el margen septentrional, depositados durante el Plioceno. Estos materiales están deformados y sobre ellos se desarrolló una superficie de erosión-acumulación (S1 de Molina, 1975; Plioceno superior) en relación a la cual se produjo la karstificación de los carbonatos terciarios. En relación con el inicio de la red fluvial actual se formó una superficie de erosión (S2 de Molina, 1975; Plioceno superior-Pleistoceno inferior), encajada en la anterior y tapizada por costras calcáreas. Durante el Pleistoceno se produjo el encajamiento de la red fluvial que, en la cuenca del Guadiana, da lugar a una secuencia constituida por seis terrazas del Pleistoceno superior, tres del Pleistoceno medio y una del Pleistoceno inferior (Santisteban y Schulte, 2007; Santisteban et al., 2019); esta última terraza, situada a +1-2 m en el río Záncara y Guadiana, ha sido datada en 121,3±14.2 ka por termoluminiscencia (Rendell et al., 1994). En el entorno de Las Tablas de Daimiel, la subsidencia controló la distribución espacial y topográfica de los depósitos aluviales y fluviales pleistocenos. En las áreas de menor subsidencia, o con tendencia a la elevación, se desarrollaron secuencias de glacis y terrazas encajadas o escalonadas mientras que, en las zonas con tendencia al hundimiento, ubicadas en la salida del Guadiana al humedal, se produjo la agradación de carbonatos palustres. El encajamiento de la red fluvial se ralentizó durante el Holoceno y, alrededor de los 5.000 años cal. BP, se desarrolló el humedal actual en la zona de confluencia de los ríos Cigüela y Guadiana (Mediavilla et al., 2013).
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