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Formulario para apadrinar un Lugar de Interés Geológico

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Lugar de Interés Geológico que vas a apadrinar

IC7002 - Valle de deslizamiento pleistoceno de El Golfo Ver descripción LIG)

En la costa septentrional de la isla de El Hierro, un profundo entrante semicircular constituye El Golfo, frente a los otros dos sectores costeros que son más rectilíneos. La evolución morfológica de El Hierro ha estado marcada por los deslizamientos de sus laderas que han configurado las costas del Julán, en el sur, las Playas, en el este, y El Golfo, en el oeste. De toda las características vulcanológicas de la isla, la más destacada es, sin duda, la depresión de El Golfo. Los estudios realizados sobre el deslizamiento que lo generó y los depósitos que se originaron indican que es uno de los mayores y mejor conservados deslizamientos ocurridos en una isla oceánica en tiempos cuaternarios. Construidos los principales cimientos volcánicos subaéreos, la isla siguió creciendo debido a la actividad volcánica que se concentró principalmente en el punto de encuentro de las tres dorsales o ejes de rift, hasta llegar a una situación crítica de peligrosa inestabilidad que acabó en catástrofe. Hace tan sólo 12-17 000 años, en la pequeña isla de El Hierro se produjo uno de los fenómenos naturales más violentos y devastadores de los que se tenga noticia: un deslizamiento de proporciones gigantescas. En unos segundos, probablemente actuando de detonante algún temblor sísmico o el ascenso magmático, se deslizó el flanco oeste de la isla y se precipitó por el talud marino para expandirse luego por los fondos oceánicos. Como la herida de un colosal zarpazo, aparece el impresionante anfiteatro del valle del Golfo. El deslizamiento inicial supuso la dislocación de 180 km3 de rocas. Los depósitos de la avalancha se extendieron a 4.000 m de profundidad, cubriendo un área de 1.500 km2, con espesores de 250-350 m. El fenómeno fue de tal magnitud que, bloques superiores al 1 km de largo se encuentran actualmente a 65 km de distancia de la costa. Durante el deslizamiento se generó una corriente de turbidez de 125 km3 de volumen que siguió el mismo camino que la avalancha inicial. Los estudios de Mansson (1996), Urgeles et al. (1996) y Urgeles et al. (1997) dan detalles cuantitativos del deslizamiento.
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