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Vulcanismo reciente de Timanfaya
Este lugar cuenta con espectaculares formas volcánicas, muchas de ellas originadas tras las erupciones del siglo XVIII que cambiaron la fisonomía de la isla. Desde el 1 de septiembre de 1.730 hasta el 16 de abril de 1.736, de manera intermitente varios centros de emisión vomitaron coladas basálticas y piroclastos que sepultaron las antiguas vegas de Timanfaya y Los Miraderos. En las áreas donde se produjeron las más importantes erupciones podemos encontrar ahora más de 25 cráteres alineados según fisuras eruptivas subparalelas que siguieron la pauta de fracturación regional cuaternaria que recorre la isla en dirección N 45o E.
Descubrir el interior de esas formaciones tan espectaculares, como son los volcanes, y visitar el interior de sus cráteres, algunos de ellos colmatados por lagos de lava solidificados (únicos en el archipiélago) es una oportunidad única para conocer el funcionamiento de una erupción policíclica de gran escala. Se pueden atravesar y recorrer canales de lava, pudiendo observar de cerca la composición y estructura de las formaciones lávicas. Surgieron estas masas de lava, escorias y cenizas por varios cráteres que se iniciaron en la Vega de Timanfaya y se extendieron por fisuras eruptivas hacia el oeste.
Desde el mirador natural de Montaña Rajada, situada a 350 m de altura, podemos contemplar una de las zonas más impresionantes de este lugar: un inmenso mar de lava que ocupa la mayor parte del Parque Nacional y se extiende hasta el mar. Las lavas son de distinto tipo, unas denominadas aa, muy viscosas que, al enfriarse, forman una superficie negra áspera, muy rugosa e intransitable conocida como malpaís, y otras denominadas pahoe-hoe, más fluidas, que presentan una superficie lisa o con ciertas rugosidades, que forman las llamadas lavas cordadas. En este mar de lavas se elevan algunos conos volcánicos coronados por cráteres y atravesado por largas y profundas oquedades (jameos) originados por el desplome de los techos de los túneles volcánicos.
El material surgido de los cráteres y de las grietas eruptivas rellenó las depresiones y niveló sensiblemente las desigualdades del terreno. El magma incandescente, al contacto con el mar, levantó grandes columnas de vapor de agua y se adentró en él aumentando posiblemente la superficie de la isla, al ocupar la rasa litoral.
Buena parte de la gran extensión que hoy ocupa este inmenso mar de lava fue antes de la erupción uno de los territorios más fértiles de la isla, constituido por viejas llanuras arcillosas que sustentaban campos de cereales. El total de casas que fueron destruidas fue de unas 420.
El núcleo principal de la erupción fue el macizo del Fuego, siendo su cima más alta de 510 m de altura sobre el nivel del mar. Como elementos morfológicos que se pueden observar de las lavas conviene citar los pequeños volcanes parásitos que se forman al pie de un cono central mayor, así como los hornitos, nombre aplicado en la terminología vulcanológica mundial a unos diminutos volcanes sin raíces producto, generalmente, de violentos escapes de gas aprisionado en las coladas incandescentes.
Uno de los grupos más interesante es el que se encuentra en las proximidades de la Montaña de Timanfaya, la más elevada de este macizo, por su lado de naciente. Cerca de ellos se asienta el imponente volcán del Corazoncillo con sus paredes interiores escarpadas hasta el fondo de la caldera, situado a mayor profundidad que el suelo exterior.
El color negro es el predominante en las lavas de todo el parque. Algunas coladas son de color amarillo debido a las especiales condiciones de enfriamiento.
Las principales estructuras volcánicas que se pueden ver en el parque, son muy variadas pudiéndose destacar, debido a su alto interés volcánico, además de los hornitos, las siguientes:
Tubos volcánicos. Son túneles de diversa longitud formados al vaciarse internamente una colada de lava fluida que, tras su solidificación en superficie, continúan fluyendo en su interior dando lugar a ríos de lava subterráneos. Una vez que finaliza la emisión, el nivel de la lava en el interior del tubo desciende hasta desaparecer formando un túnel volcánico. en el interior de un tubo volcánico se observa a veces gotas de lava solidificadas que penden del techo, denominadas estafilitos. En ocasiones parte del techo de estos tubos se desploma debido a su inestabilidad, formando huecos llamados jameos.
Conos de cinder. Reciben este nombre unos edificios volcánicos cubiertos en su totalidad por depósitos de material volcánico de pequeñas dimensiones (piroclastos; pyro=fuego, clasto=fragmento) y que corresponden a las últimas fases eruptivas del volcán, llamada fase estromboliana.
Dentro del parque existe el Islote de Hilario es un vestigio de las erupciones históricas, donde existe actualmente una actividad volcánica remanente. Esta actividad se manifiesta en anomalías geotérmicas originadas por una cámara magmática residual situada a unos 2-4 km de profundidad, verificándose temperatura de 610° C, a 13 m de profundidad, y entre 100 y 120° C (aproximadamente) en la superficie.
Finalmente, el Monumento Natural del Islote de Halcones, que también se encuentra dentro del parque, es una interesante estructura volcánica, anterior a las emisiones de las coladas históricas del siglo XVIII, que discurren rodeándolo al encontrarse a mayor altura. Representa los restos de un edificio hidromagmático que marcaba la línea de costa antes de la erupción del Timanfaya. La erupción ganó bastante terreno al mar, por lo que la costa es ahora muy rocosa. La acción marina destruyó uno de sus flancos del volcán d Halcones, dejándolo reducido a una forma de medialuna.
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