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Paleokarst devónico-carbonífero de la Fm Santa Lucía en la Sierra de los Grajos - Valle de los Navares
La Sierra de Los Grajos consiste en un cordal montañoso de unos 12 kilómetros de longitud y con dirección OSO-ENE, que se extiende entre la localidad de Villasecino y el puerto de La Cubilla (NO de León). Está constituida mayoritariamente por materiales devónicos y carboníferos, que a lo largo del macizo presentan buzamientos que oscilan entre los 45 grados y posiciones subverticales, por lo que la geometría de las capas condiciona notablemente la morfología del macizo. Además, la diversidad litológica de las distintas unidades ha dado lugar a un paisaje muy abrupto, fruto de una marcada erosión diferencial.
Desde el punto de vista estructural, la Sierra de Los Grajos se encuadra en el Manto de Bodón (Región de Pliegues y Mantos, Unidad de La Sobia-Bodón). Forma parte de un pliegue de primer orden denominado Anticlinal de Villasecino, cuyo límite septentrional viene marcado por el cabalgamiento de Pinos, mientras que por el sur aparece delimitado por el cabalgamiento de Villafeliz. Dentro del anticlinal aparece también la Falla de Los Grajos, una fractura tardía que sigue un trazado similar al del pliegue; su presencia, así como la de numerosas fallas menores asociadas, complica notablemente la estructura y la geometría del macizo.
En la Sierra de Los Grajos y su entorno inmediato existen numerosos rasgos geológicos de gran interés; en el desarrollo de este LIG se destacan los siguientes:
1-Paleokarst en la Fm. Santa Lucía/Caldas
Es el rasgo más interesante de esta zona. Inmediatamente al oeste del Collado de los Navares (accesible desde diversos puntos, como son Villafeliz de Babia, la Casa Mieres, el puerto de la Cubilla, etc.), la Falla de Los Grajos pone en contacto las calizas carboníferas de la Fm. Barcaliente (que dan lugar a las mayores altitudes del macizo) con las unidades superiores del Grupo La Vid (mucho menos competentes); este contraste litológico ha dado lugar a la formación del valle de los Navares, situado inmediatamente al norte de la línea de cumbres del macizo (y de la falla), que se extiende de oeste a este a una altura considerable. Por el norte, este valle está delimitado por las calizas devónicas de la Fm. Santa Lucía/Caldas, que nuevamente generan un acusado relieve dada su alta competencia.
Uno de los rasgos más característicos de la Unidad de La Sobia-Bodón consiste en que el marcado carácter regresivo de la sedimentación devónica en la Zona Cantábrica dio lugar a una emersión que afectó al sector de la plataforma en la que se depositaron los materiales de dicha unidad; por ello, resulta frecuente que algunas unidades del Devónico Medio-Superior estén ausentes. En el valle de los Navares, el límite superior de la Fm. Santa Lucía/Caldas es claramente erosivo; durante la fase de emersión, y más concretamente a lo largo del Eifeliense y el Givetiense, estas calizas se vieron intensamente karstificadas, y sobre ellas no debió producirse ningún tipo de sedimentación (no están presentes las Fms. Huergas y Portilla, que resultan características a nivel regional durante dicho lapso temporal).
Posteriormente, ya en el Frasniense, un episodio transgresivo volvió a situar estas áreas en un ambiente de plataforma y sobre ellas prosiguió la sedimentación de las Areniscas del Devónico Superior (Fms. Nocedo y Ermita) que, obviamente, manifiestan un contacto disconforme con las calizas de la Fm. Santa Lucía/Caldas. Pero además, todas las depresiones y conductos (mayoritariamente verticales) formados por karstificación en dichas calizas durante la fase de emersión, se vieron rellenados por los mismos sedimentos terrígenos que dieron origen a las areniscas, por lo que fueron fosilizados por estos. En la actualidad, la erosión de las calizas devónicas al norte del valle de los Navares ha dejado al descubierto algunos de estos conductos, en los que se aprecia cómo el relleno guarda una continuidad litológica con las areniscas suprayacentes (en sentido estratigráfico). Este paleokarst es, por tanto, imprescindible para explicar los procesos de sedimentación-erosión acontecidos en esta zona durante el Devónico Medio y Superior.
2-Karst en la Sierra de Los Grajos y en el Collado de los Navares
En la Sierra de Los Grajos, el predominio de materiales calcáreos (pertenecientes fundamentalmente a la Fm. Santa Lucía/Caldas, del Devónico, y a las Fms. Alba, Barcaliente y Valdeteja, del Carbonífero) ha propiciado el desarrollo de procesos kársticos de gran magnitud que han condicionado palpablemente el aspecto del macizo. Así, destacan los amplios campos de dolinas presentes en las superficies planas culminantes que se extienden en el sector oriental de la sierra; de hecho, en todas las vertientes de la misma son visibles numerosas cavidades, de tamaños muy diversos, que sugieren que en el interior del macizo existe un endokarst que ha alcanzado un importante grado de desarrollo y cuyo nivel de base se situaría en el cauce del Arroyo del Puerto, situado al sur de la Sierra de Los Grajos y donde se alcanzan las cotas inferiores del sistema. También existen numerosas dolinas, tanto aisladas como formando parte de pequeños grupos pero siempre mostrando una marcada morfología de embudo, en el propio collado de los Navares.
Además, a lo largo de todo este sistema montañoso son muy habituales algunas formas exokársticas, como los lapiaces.
3-Depósitos fluvioglaciares y aluviales en el valle del Arroyo del Puerto
Al sur de la Sierra de Los Grajos, entre esta y la Sierra de La Serrona (ambas constituidas mayoritariamente por las calizas carboníferas de las Fms. Barcaliente y Valdeteja), se extiende una amplia vega de fondo plano donde afloran los materiales de la Formación San Emiliano, de naturaleza siliciclástica y, por lo general, fácilmente erosionables. De este modo se ha formado un valle intramontañoso por el que actualmente discurre el arroyo del Puerto, procedente del puerto de La Cubilla y del collado de Campolamoso. En el fondo de este valle, y especialmente en la Vega del Panazal (a dos kilómetros de Villafeliz de Babia en dirección este) se han depositado materiales de origen fluvioglaciar transportados desde las zonas más elevadas, los cuales han dado lugar a abanicos aluviales (sobre todo en la margen izquierda del valle) y que, en general, han cubierto el fondo del valle. En la actualidad, el arroyo del Puerto, que discurre titubeante dada la escasa pendiente que debe vencer en su recorrido por la vega, ha incidido estos sedimentos y ha dado lugar a una serie de terrazas fluviales escalonadas que, en su conjunto, ilustran a la perfección cómo ha tenido lugar el proceso de encajamiento de la red fluvial.
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