Los mapas geomorfológico y de procesos activos son cartografías temáticas derivadas del mapa geológico, orientadas a la planificación del territorio y la ordenación ambiental y ambos se relacionan en función de los procesos generadores de las formas y depósitos que configuran el paisaje actual.
El mapa geomorfológico es una cartografía basada en la interpretación genética del paisaje reciente que proporciona una información estructurada y precisa de los depósitos superficiales y las formas del terreno. Su leyenda, inspirada en la del mapa geológico, presenta una doble entrada: morfogenética y cronológica. Los elementos del mapa reciben un color en función de su asignación morfogenética. Las formas, erosivas y deposicionales están representadas en el mapa por símbolos y tramas cuyo color está dictado por su morfogéneis. Los depósitos o formaciones superficiales, que aportan información litológica, se expresan mediante recintos de color diferente según su cronología, dentro de una gama asignada por el criterio genético.
El mapa de procesos activos, es un inventario específico y detallado de los procesos geodinámicos activos. En él los elementos representados son los procesos actualmente funcionales, ordenados por su agente o proceso causante, y clasificados en tres categorías dependiendo de su grado de actividad actual. La simbología utilizada sigue una lógica y estructuración gráfica común con la del mapa geomorfológico. La principal aportación de este mapa es la introducción de rangos de cualificación del grado de actividad relativa de cada proceso. Estas valoraciones tienen una validez local, referidas al territorio ocupado por la hoja y en relación a su contexto inmediato, no siendo comparables con otras áreas de características distintas. Los criterios de valoración son por lo tanto específicos para cada hoja y se basan en el análisis comparado de fotografías aéreas de distintas fechas, información histórica y consideraciones particulares referidas al propio proceso. |