MAGNA 3.0-E. 1:50.000. ALCANTARILLA (933)

84 hay una cierta influencia de los procesos neotectónicos, a su vez, íntimamente relacionados con la sismicidad. En los grandes relieves como Sierra de Carrascoy y Sierra Espuña destaca la incisión vertical del lecho en los barrancos, con una intensidad moderada dada la resistencia a la erosión del sustrato competente. Sin embargo, en los terrenos más blandos, mayoritariamente margosos y arenosos como sucede en el entorno de Gebas, la menor resistencia a la erosión da un auténtico paraíso de formas y paisajes erosivos donde se reconocen cárcavas, cabeceras de cárcavas, aristas muy agudas y otras formas menores que ofrecen actualmente una gran fragi- lidad por su capacidad de cambio en los escasos periodos de lluvias. También activos, aunque de menor importancia, son los procesos de erosión lateral que se producen en las Ramblas Salada y de Algeciras, en las áreas cóncavas de los meandros, así como la arroyada difusa o en regueros que removiliza los materiales más finos de los glacis y abanicos periféricos de las Sierras de Carrascoy y Espuña. Dentro de los procesos de ladera existe cierta funcionalidad en la formación de coluvio- nes, sobre todo en las áreas con mayores desniveles como sucede en algunos puntos de Sierra Espuña donde también es posible la formación de algún deslizamiento, pero de forma aislada. Por lo que a los procesos sedimentarios se refiere, son de cierta importancia dentro de esta hoja sobre todo en el Corredor del Guadalentín donde, a lo largo del Cuaternario, pero sobre todo del Pleistoceno superior y Holoceno, ha tenido lugar un gran aporte de materiales pro- cedentes de los relieves, en forma de abanicos aluviales de alta y baja pendiente que han ido rellenando dicho corredor. Por otra parte, hay que citar además los riesgos de inundación en los aluviales y en las terrazas más bajas del Guadalentín y alguna de las principales ramblas. La actividad tectónica reciente ha producido también importantes manifestaciones, uno de cuyos mejores ejemplos lo constituye la Falla de Alhama-Murcia. Esta falla, de dirección NE-SO a NNE-SSO ha estado activa, no sólo durante el Terciario, sino también a lo largo del Cua- ternario, con diferentes grados de intensidad, condicionando la formación de la Depresión o Corredor del Guadalentín y la relación del mismo con los relieves circundantes. Además, esta gran falla se ve afectada a su vez por otros sistemas de fallas NE-SO y NO-SE que producen deformaciones neotectónicas en las zonas de intersección, y no es casual que en dichos sec- tores exista una considerable actividad sísmica. Se reconocen también fallas normales con un importante reflejo morfológico de sus planos, apenas retocados por la erosión. Otros rasgos observados son las inflexiones bruscas de la red de drenaje en relación a la Falla de Alha- ma-Murcia y algunas deformaciones en las terrazas bajas del río Segura. Dado el régimen tectónico actual, tanto la Sierra de Carrascoy como Sierra Espuña constitu- yen áreas levantadas como consecuencia de movimientos relacionados con la deformación que impone el acercamiento África-Iberia. Este proceso se considera, de todas maneras, de intensidad demasiado baja como para ser catalogarlo como un auténtico riesgo geológico, aunque su importancia en la morfogénesis futura es del todo indudable.

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