MAGNA 3.0-E. 1:50.000. ALCANTARILLA (933)

83 propia Depresión del Guadalentín, donde se producen una serie de procesos sedimentarios de gran interés. Las relaciones existentes entre estas zonas, es decir entre los relieves y la depresión, han estado controladas por la Falla de Lorca-Alhama y muy concretamente por los movimientos asociados a estos frentes montañosos. Por tanto, la actividad tectónica ha sido uno de los facto- res determinantes en la evolución del relieve, durante el Plioceno y el Pleistoceno. SILVA et al. (1996) en un estudio realizado sobre la evolución reciente del drenaje en este sec- tor, señalan que tras un periodo inicial de exorreismo durante el cual, el antiguo Guadalentín desembocaba en lo que entonces era el Mar Menor (Antiguo Campo de Cartagena), se pro- dujo una reestructuración tectónica durante el Pleistoceno que originando una depresión en- dorreica cuyo funcionamiento ha continuado hasta el Holoceno más avanzado (SILVA, 1994). Esta zona endorreica, situada entre Totana y Librilla, era la que recibía los aportes procedentes de los relieves de Carrascoy y Espuña, en forma de abanicos aluviales que accedían a unos sistemas de playa-lake, algunos de los cuales han pervivido hasta nuestros días. En paralelo a todos estos acontecimientos se va produciendo la jerarquización de la red de dre- naje de todo el entorno de la hoja, cuyo nivel de base lo constituye, durante una buena parte del Cuaternario, el río Segura que en ese momento no tenía su desembocadura en el mar, sino en la Depresión del Guadalentín. En ella dio lugar a la formación de un gran abanico aluvial, sobre el cual se asientan la huerta y la ciudad de Murcia, en la actualidad (SILVA, 1994). El nivel más antiguo de todo el conjunto de depósitos, fuera del ámbito concreto del Corre- dor del Guadalentín, lo constituye el nivel de base inicial sobre el que se encajaron los valles fluviales del Segura y de sus afluentes y que corresponde a los grandes glacis de techo de piedemonte que se desarrollan al este de Sierra Espuña.. Las secuencias de terrazas y las de los abanicos aluviales y glacis de techo de piedemonte que rodean a las Sierras de Carrascoy y Espuña, así como los glacis de cobertera encajados en los anteriores, se desarrollan de forma paralela durante el Pleistoceno, a lo largo de etapas sucesivas de encajamiento y agradación y están relacionadas directamente con los cambios climáticos y con la actividad neotectónica más que con los cambios del nivel del mar (SILVA et al, 1996). Por último, existen una serie de episodios morfogenéticos de carácter local, es decir que actúan en áreas concretas y que contribuyen con su concurrencia a perfilar el conjunto del relieve que se observa en la actualidad. Estos episodios corresponden a: a) la actividad de las laderas con la formación de coluviones, deslizamientos y, en algunas zonas, caídas de bloques, b) el acelerado proceso de acarcavamiento que da lugar impresionantes paisajes erosivos y c) la intensa acción del hombre, en tiempos recientes, reflejada tanto en las labores agrícolas como en la creación de grandes infraestructuras. 3.5. PROCESOS GEOLÓGICOS ACTIVOS La morfogénesis actual en la hoja de Alcantarilla está controlada por una tendencia semiárida del clima en este sector de la península. De manera secundaria, pero también importante,

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