MAGNA 3.0-E. 1:50.000. ALCANTARILLA (933)

82 Las formaciones superficiales de origen poligénico son aquellas asociadas a los glacis de techo de piedemonte y a los glacis de cobertera. Los primeros constituyen el nivel más alto y de mayor desarrollo de la hoja, situándose en la ladera oriental de Sierra Espuña. Están constitui- dos por facies de grandes bloques con matriz arenosa y desarrollan en su superficie potentes niveles de costras carbonatadas de tipo “dalle” y en las que se pueden reconocer diversas facies: laminares-bandeadas, bréchicas, pulverulentas. Los bloques pueden ser muy angulosos y alcanzar grandes tamaños. Su estructuración interna es muy grosera sobre todo en las zonas más proximales, donde pueden encontrarse bancos potentes con buzamientos altos que se van amortiguando hacia el techo y hacia las zonas distales Su potencia es grande, a veces de carácter decamétrico. Al norte de Fuentelibrilla, pueden observarse, excelentes perfiles de estas formaciones. La edad asignada por SILVA (1994) es Pleistoceno medio. A continuación, y con un importante grado de encajamiento, aparecen los siguientes niveles de glacis, constituidos por facies de bloques de menor tamaño, encontrando ya cantos y gra- vas y una matriz arenoso-limosa muy abundante. Se observan estratificaciones a gran escala, estructuras canalizadas y barras. A techo desarrollan niveles de arenas con laminaciones. Su superficie a techo es más plana que la de los glacis de techo de piedemonte y tienen una potencia entre 5 y 6 m. potencia. El conjunto de estos niveles recibe una edad Pleistoceno medio-Pleistoceno superior. Finalmente, existe un tercer conjunto de glacis, en el valle del Guadalentín, que se sitúa en las partes distales de los abanicos aluviales y que pasan lateralmente a los abanicos más recientes o a los fondos endorreicos existentes en el valle. Son poco potentes, no más de 1 m, y sus sedimentos están formados mayoritariamente por elementos finos. 3.4. EVOLUCIÓN DINÁMICA El relieve de esta región es el resultado de una serie de procesos, tanto erosivos como sedimen- tarios que afectan al sustrato geológico. Los movimientos tectónicos y la sismicidad, activos en épocas recientes, han contribuido también al resultado que observamos en la actualidad. El punto de partida de la morfogénesis de este sector puede considerarse el momento de la retirada del mar, ocurrida al final del Messiniense, tras su relleno durante el Tortoniense-Mes- siniense por sedimentos margo-areniscosos de carácter turbidítico y sedimentos calcarenìticos y yesíferos de medios más someros. Con posterioridad aparecen los conglomerados de la Uni- dad Roja, de edad Plioceno-Cuaternario que corresponden a un sistema de abanicos aluviales en el que los conglomerados masivos basales se interpretan como las facies proximales y el resto serían las facies media y distal. Estas facies estarían alimentadas por los relieves circun- dantes como la Sierra de Carrascoy y Sierra Espuña. Con posterioridad y desde el punto de vista tectónico, se produce una gran actividad que da lugar a una cuenca intraorogénica, de dirección NE-SO, que es la Cuenca del Guadalentín. Esta actividad origina dos grandes zonas de muy distinto comportamiento morfo-sedimentario (SILVA et al., 1996). Por un lado, los relieves marginales y cuencas de recepción principales, constituidas por la Sierra de Carrascoy y Sierra Espuña, principales áreas de erosión y, por otra, la

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