MAGNA 3.0-E. 1:50.000. ALCANTARILLA (933)

81 inferior se ha considerado conjuntamente con el fondo de la rambla. Los sedimentos asocia- dos son fundamentalmente arenosos con estructuras fluviales correspondientes a migración de canales y barras. Las gravas de los niveles interestratificados están poco seleccionadas y son de calibre variable. Su potencia, difícilmente supera los 2-3 m de potencia. Las cementa- ciones que a veces aparecen dan lugar a resaltes importantes en las paredes de las ramblas. Los fondos de valle o rambla, en la mayoría de los casos están constituidos por bloques, gravas y arenas, con diferente grado de redondeamiento. A veces se puede observar una cierta organización con estructuras sedimentarias de barras laterales, centrales y terracillas. Estas acumulaciones son casi siempre efímeras y muy dinámicas, cambiando de lugar y de morfología tras cada avenida o riada. La potencia no se puede medir en su totalidad, pero no suele superar los 2 m, la parte visible. La edad asignada a estos depósitos corresponde al Holoceno más avanzado. Los depósitos formados por los cauces abandonados no suelen observables en corte y, en superficie, pasan inadvertidos. Sólo se reconocen porque son zonas más arcillosas, de color parduzco, que contrastan con los materiales más blanquecinos de abanicos o terrazas. En la actualidad, muchos de ellos han sido borrados por constituir suelos de cultivo. Su potencia parece ser escasa y su edad corresponde al Holoceno avanzado. Los depósitos asociados a los fondos aluvial-coluviales ofrecen características muy diferentes a los anteriores. Se trata de rellenos de poca potencia, como máximo de 3 m, constituidos por materiales finos, mayoritariamente limosos con intercalaciones de arenas y niveles de gravas, gravillas, cantos y algunos bloques. A veces los elementos gruesos están poco redondea- dos, debido a los aportes laterales. La edad de estas formaciones ha sido considerada como Holoceno Las formaciones superficiales de carácter lacustre son observables a lo largo del valle del Guadalentín. En líneas generales se trata de limos y arenas con niveles de margas arcillosas y un cierto contenido en materia orgánica. Estos depósitos han sido estudiados con detalle por SILVA en 1994 que analiza varias secuencias a lo largo del río. En líneas generales describe, en la base, la presencia de unas micritas arenosas de tonos grisáceos a negruzcos, fuertemente bioturbadas y con restos de gasterópodos y tallos de plantas. Por encima aparece una serie margo-arcillosa de 2,5 m de potencia, con intercalaciones de arenas finas y que hacia el techo se va volviendo más arcillosa, aumentando su contenido en materia orgánica. Estos materia- les se encuentran, además, bioturbados o edafizados con finos niveles de yesos laminares. A continuación, existe una formación arenosa de 6 a7 m de potencia, compuesta por paquetes granodecrecientes y presencia de pequeños niveles arcillosos con materia orgánica y nume- rosos gasterópodos continentales. Para SILVA (1994), sólo las micritas basales y los niveles arcillosos negruzcos constituyen las verdaderas facies endorreicas, correspondiendo el resto a los depósitos más distales de los abanicos aluviales más modernos, en su interdigitación con las facies palustres. El autor, en la zona de Librilla, donde el Guadalentín llega a encajarse hasta 17 m, señala que las facies lacustres basales, formadas por arcillas y micritas, han sido datadas en su techo por medio de Carbono 14 por CALMEL-AVILA (2000, 2002), arrojando una edad de 6340+- 40 años, ya plenamente Holoceno.

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