MAGNA 3.0-E. 1:50.000. ALCANTARILLA (933)

39 Esta secuencia de primer orden (Secuencia Deposicional compleja) de probable carácter pro- gradante, sería el resultado del avance, por efectos tectónicos, de cuñas clásticas procedentes de un orógeno, situado, en sentido amplio, al oeste de esta área. MARTÍN-MARTÍN et al . ( op cit ), han identificado una asociación compuesta por: Dictyococ- cites bisectus BUKRY y PERCIVAL 1971, Helicosphaera recta HAQ 1966, H. Euphratis HAQ 1966, Sphenolithus ciperoensis BRAMLETTE y WILCOXON 1967, S. distentus BRAMLETTE y WILCOXON 1967, Zygrhablithus bijugatus DEFLANDRE 1959, cyclicargolithus abisectus WISE 1973, C. floridanus BUKRY 1971 y Reticulofenestra gartneri ROTH y HAQ 1967. Esta aso- ciación indica una edad comprendida entre la zona NP24 y la NN1 es decir desde el tránsito Oligoceno inferior-superior hasta el Mioceno inferior (Aquitaniense inferior). 2.2. CUENCAS NEÓGENAS El edificio bético formado en su parte oriental por mantos de corrimiento (EGELER Y SIMON, 1969; EGELER Y FONTBOTÉ, 1976) se presenta muy troceado y ampliamente recubierto por los terrenos neógenos, principalmente de edad Mioceno superior. (OTT d’ESTEVOU et al .; 1988). (fig. 4). Esos depósitos se reparten en una sucesión de cuencas de dimensiones mo- destas, entre las cuales los fragmentos de unidades alóctonas (esencialmente terrenos paleo- zoicos y triásicos) constituyen umbrales emergidos durante el Neógeno. Este dispositivo, se sitúa sobre el trazado de un vasto corredor de desgarre, que atraviesa toda la parte oriental de la cadena bética, siguiendo una dirección general NE-SO (N45º-65ºE). Los juegos de las diferentes familias de fallas, asociadas a la zona de desgarre, han controlado la fragmentación del edificio de mantos y la formación de las cuencas sedimentarias. Los accidentes mayores de este corredor tectónico, actúan, por lo menos, desde el principio del Mioceno (MAR- TÍN-ALGARRA et al ., 1988), funcionando en régimen compresivo como consecuencia de la convergencia entre África e Iberia, cuyos efectos se aprecian, asimismo, en las partes más occidentales de la cadena (ESTÉVEZ et al ., 1982, 1983; RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ, 1982; SANZ DE GALDEANO 1983, 1996, 1997 y 2000). Por otra parte, el corredor de desgarre, corresponde a una zona de fuerte anomalía térmica en la cual se encuentra concentrada, una actividad magmática diversificada. Su actividad en particularmente intensa durante el Tortoniense superior donde se encuentran una gama, ex- cepcionalmente variada, de manifestaciones plutónicas, volcánicas, y metalogénicas (BELLÓN, et al ., 1983; BORDET., 1985; BOLZE et al ., 1986; HERNÁNDEZ et al ., 1987). Esos fenómenos de naturaleza variada (juegos de desgarre, implicaciones tectono-sedimenta- rias, manifestaciones magmáticas) circunscritas en el espacio y el tiempo, jalonan de manera significativa, una discontinuidad litosférica revelada por los datos geofísicos (BANDA et al. , 1990). El corredor de desgarre se sitúa sobre una zona de corteza fuertemente reducida y marca el límite de dos dominios litosféricos diferentes (LAZOUZIÈRE et al ., 1988). En este contexto la variedad de las configuraciones geométricas y de los comportamientos tectono-sedimentarios confiere a las cuencas del Neógeno reciente una gran diversidad tal como se resume en la fig. 4.

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