MAGNA 3.0-E. 1:50.000. ALCANTARILLA (933)

19 bastantes más analogías estratigráficas, sedimentológicas y paleogeográficas a favor de su adscripción al Maláguide. En el cuadro 1 se sintetiza la propuesta de correlación que se desarrollará en esta memoria. 2.1.1. Complejo Alpujárride En esta Hoja los materiales adscritos a este Complejo afloran en la Sierra de Carrascoy. En gran medida se corresponden con los que EGUELER y SIMON (1969), y KAMPSCHUUR y RONDEL (1975) distinguieron como otro complejo cuya denominación inicial fue Ballabo- na-Cucharón y más tarde redefinieron como complejo Almágride. DE JONG (1991), recoge la propuesta de SIMON (1963) y define el complejo Almágride, si- tuándolo como base de las unidades de Ballabona-Cucharón y atribuyéndolo a la ZEB. ALDAYA et al . (1979) propone la primera división del Complejo Alpujárride en el tercio central de las Béticas en Unidades. Para esta división se consideran las características metamórficas, estratigráficas y la posición estructural dentro de la pila de unidades del Complejo. TUBIA et al . (1992) establecen una división en tres grupos de unidades: Alpujárrides Inferiores, Interme- dios y Superiores en los que el metamorfismo va de bajo grado en los Inferiores, medio-alto en todos los tramos litológicos de los Intermedios y de grado muy alto en los tramos basales de la sucesión metapelítica de los Superiores. En estos términos basales de las unidades más altas, el metamorfismo se desarrolló bajo facies eclogíticas (TUBIA y GIL-IBARGUCHI 1991; BALANYA et al .; 1993 y MICHARD et al .; 1997). Este primer evento metamórfico y en general el metamorfismo que afecta al Complejo Alpujárride, se ha relacionado con la superposición del Complejo Maláguide en el estadio de evolución más temprano registrado en el DCA entre el Cretácico Superior y el Oligoceno basal, según distintos autores. KOZUR et al . (1974, 1985) propone que una “unidad tipo” Alpujárride está constituida en orden ascendente por una formación de esquistos de grano fino-muy fino y cuarcitas de co- lores variados, aunque normalmente claros, a los que se les atribuye una edad Triásico Inferior seguidos por una formación carbonatada datada como Trías Medio-Superior. Trabajos recientes de SANZ DE GALDEANO (1997), y GARCIA-TORTOSA (2000, 2001, 2002), han contribuido a resolver en parte dicha problemática. El mayor grado del conocimiento regional y de la estratigrafía detallada de estos materiales, ha permitido la correlación de diferentes unidades y por tanto simplificar la proliferación de complejos, unidades y formaciones dándole una mayor coherencia a la interpretación tectoestratigráfica de la Sierra de Carrascoy y su prolongación nororiental por las Sierras del Puerto y Mirabete en la Hoja de Murcia. De esta forma las distintas unidades y formaciones que se incluían en el Complejo Ballabo- na-Cucharón o Almágride, se ha constatado que se trata de rocas del Complejo Alpujárride y como tal se describirán.

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