MAGNA 3.0-E. 1:50.000. ALCANTARILLA (933)

113 que durante este período también se producen deslizamientos olistostrómicos desde las Z.E.B. a la Cuenca de Mula-Fortuna, situada en el ámbito de las Z.I.B. La parte principal de la cuenca o Mar de Alborán comienza a formarse como consecuencia del adelgazamiento y estiramiento de las Zonas Internas (Bloque de Alborán) asociado a estos movimientos transtensivos. Esto está confirmado por la fracturación extensional en y entre los Complejos Nevado-Filábrides y Alpujárride entre el Maláguide y el Alpujárride. Este proceso de estiramiento tuvo lugar durante unos 9 m.a., desde el Burdigaliense superior al Serravaliense. El estiramiento que sufrió la Zona Subbética durante este período, hace que ésta desaparezca como dominio sedimentario diferenciado, ya que es arrastrado en la zona frontal del Bloque de Alborán. Parece ser que a finales del Mioceno medio este movimiento dextroso, que tan fuertemente había deformado a las Zonas Externas, especialmente al Subbético, quedó ya prácticamente bloqueado, operando otro régimen. A partir del Tortoniense, y en lo que hemos venido llamando época neotectónica para esta región, la compresión ONO-ESE que había dominado previamente en estos sectores, se va amortiguando, y pasa a ser de dirección NO-SE, NNO-SSE, llegando a ser N-S durante el Plioceno superior y el Cuaternario, en consonancia con la compresión general entre Iberia y África. Con ello las fallas N60º-70ºE quedan bloqueadas, o bien actúan como fallas inversas en algunos momentos, e incluso, cuando la compresión es casi N-S, pueden llegar a presentar movimientos de desgarre levógiros, como ocurre a lo largo del accidente de Cádiz-Alicante. Durante el Mioceno superior las fallas de dirección E-O no llegan a quedar bloqueadas y aún mantiene, aunque amortiguados, movimientos de desgarre dextrosos. Fig. 13. A partir del Plioceno son las fallas de dirección general NO-SE, y las NE-SO a NNE-SSO las que van a presentar movimientos verdaderamente importantes. Entre éstas destacan las que jalonan el corredor de Puerto Lumbreras-Murcia o del Guadalentín, y las del Segura medio. Para entender sus movimientos hay que tener en cuenta que no sólo se produce, en general, una compresión cuya dirección es aproximadamente NNO-SSE, sino que, además, y prácticamente perpendicular a la compresión, se produce una notable distensión casi E-O. Por esta razón, las fallas NO-SE y NE-SO a NNE-SSO no sólo van a presentar movimientos de desgarre dextrogiros o levógiros respectivamente, sino que en muchos casos éstos van a ser oblícuos o incluso simplemente normales. El movimiento de ambos juegos de fallas con desplazamientos normales permite, en conjunto, una extensión aproximada E-O. Las grandes fallas como la de Alicante-Crevillente o la Falla de Alhama, aunque absorben parte de la deformación impuesta por el acercamiento África-Iberia, tienden a quedar bloqueadas de manera que la actividad deformacional se localiza preferentemente en sectores caracterizados por juegos de fallas NE-SO y NO-SE. Así, los trazos de las grandes fallas resultan afectados por estos últimos sistemas, de modo que la red de fracturas se complica en las áreas de intersección, donde, en consecuencia, es fácil identificar deformaciones neotectónicas. No es casual que en tales sectores de cruce de fallas se produzca pues una considerable actividad sísmica.

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