MAGNA 3.0-E. 1:50.000. ALCANTARILLA (933)

112 No será precisamente hasta el Jurásico cuando se vuelven a producir depósitos en algunas de las unidades estudiadas, concretamente en unidades intermedias entre el Alpujárride y el Maláguide, lo que indica una posible nueva conexión marina entre estas unidades y el sector de Morrón de Totana, que puede mantenerse durante parte del resto del Mesozoico y del Terciario, sobre todo en momentos importantes de ascensos relativos del nivel del mar. Durante la apertura del Atlántico Central, en el Jurásico, se produce el desplazamiento lateral de África con respecto a Europa, mediante grandes fallas transformantes, y el comienzo a partir del Lías de la compartimentación de los diferentes dominios de las Zonas Externas. Ya a finales del Jurásico y en el Cretácico inferior, aunque continúa el desplazamiento de África con respecto a Iberia, y de ésta con respecto a Europa, se produce en esta región una apreciable separación, debido al carácter transtensivo de este contacto, originando una mayor diferenciación entre los dominios paleogeográficos y la creación de las zonas de los “flysch cretácicos”. En el Cretácico Superior continúa la extensión perpendicular a la cicatriz norteafricana. En las regiones orienta- les se inicia la compresión, comenzando la estructuración, no sólo en los Alpes, sino también en las Z.I.B. situadas en áreas cercanas a aquéllas, y que más tarde serían trasladadas hacia el oeste. Durante el Eoceno, África se movía con cierta independencia con respecto a Iberia, acelerán- dose la rotación levógira de la misma y su desplazamiento hacia el NE con respecto a Europa. Estos movimientos que coincidieron con importantes fases tectónicas en todas las Cordilleras alpinas y el desarrollo del metamorfismo, pudieron ser los responsables del inicio de la expul- sión de los bloques laterales (Bloque de Alborán-Zonas Internas) mediante grandes líneas de deslizamiento que proporcionaron el contexto geotectónico adecuado para el desarrollo de deformaciones sinmetamórficas en condiciones dúctiles. Durante el Oligoceno y el Mioceno más inferior continúa la expulsión hacia el oeste del “Blo- que de Alborán” mediante accidentes transformantes en medio continental, tales como el de “Cádiz-Alicante” o el “Nor-bético”. Estos accidentes juegan como desgarres dextros, arras- trando no sólo a las Zonas Internas, sino también a gran parte de las Zonas Externas béticas hacia el oeste. Durante el Burdigaliense inferior se produce la mayor colisión entre el “Bloque de Alborán” y las Zonas Externas béticas. Coincidiendo con esta compresión NNO-SSE se observan en los límites engrosamientos corticales debido a la incrustación de ambos bloques continentales, que en esta región, y a la altura de la Sierra del Gigante, Lomo del Herrero, se traduce en un subcabalgamiento de las Zonas Externas sobre las Internas con expulsiones (obducciones) de pequeños testigos de éstos sobre aquellos. Coinciden con esta colisión eventos compresivos en las Zonas Externas, que se reflejan por el cabalgamiento de parte de ellos en las áreas más cercanas a la cicatriz. En el resto del Mioceno inferior y el Mioceno medio continuaron los movimientos transcurrentes mediante fallas rumbo-deslizantes dextras con dirección N60º-70ºE a E-O. En las Zonas Externas continúa el deslizamiento del Subbético sobre el Prebético, así como la expulsión de materiales olistostrómicos hacia el norte y hacia el actual Golfo de Cádiz en el extremo occidental del Bloque de Alborán. En la realización de la Hoja nº 912 (Molina de Segura), se ha evidenciado

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