MAGNA 3.0-E. 1:50.000. ALCANTARILLA (933)
111 Un nuevo evento tectónico debió acontecer en el límite Ladiniense-Carniense, reflejado por la presencia de rocas subvolcánicas en las series estratigráficas y por nuevas variaciones en la subsidencia de los sectores. Se crean nuevos relieves, que en determinadas áreas pueden actuar como “altos fondos”, en algunos de los cuales se da erosión y karstificación mientras que en las áreas más próximas a las “áreas generalmente emergidas”, se dan importantes depósitos detríticos (Morrón de Totana). Un nuevo bulto tectónico debió acontecer en el área estudiada produciendo la instalación generalizada, nuevamente, de ambientes marinos (plataforma mixta carbonatada-siliciclás- tica), ligados a una nueva transgresión. Esto queda reflejado en las unidades por los depó- sitos gravitacionales de tipo “debris flow” y facies asociadas y la llegada de siliciclásticos, como pelitas y areniscas, e incluso microconglomerados en las unidades Intermedias entre el Alpujárride y el Maláguide, mientras que en unidades como Morrón de Totana se dan depósitos más groseros, entre ellos conglomerados con cantos cuarcíticos y carbonatados, inmediatamente por encima de intercalaciones carbonatadas formadas durante la anterior transgresión. En este período debieron acentuarse las fracturas que se iniciaron en el Triásico Inferior, de manera que se llega a una fuerte individualización de bloques (surcos y umbrales), lo que explica en parte la formación de depósitos gravitacionales asociados a la existencia de pen- dientes entre los altos fondos y los surcos, que actuaban como pequeñas cuencas. Dentro de dicha individualización se podrían considerar tres franjas o dominios principales, que pudieron estar limitadas por diversas zonas de fracturas. Una de estas franjas individualizadas, la más meridional, corresponde al sector de Mo- rrón de Totana. Al norte de la anterior, se ubicaba un “área generalmente emergida”, con sedimentación eventual de tipo Maláguide (se corresponde con parte del dominio Maláguide típico), que da paso hacia el norte a una franja que a su vez debió estar estructurada en áreas más menos subsidentes y de mayor o menor influencia marina, que de manera general se corresponde con las unidades intermedias entre el Alpujárride y el Maláguide. Hacia el norte de la anterior, se pasaba hacia un dominio más subsidente y de mayor influencia marina, pero igualmente estructurado en “franjas” de características variables y que corresponde con el resto del Alpujárride. Durante la evolución de la cuenca en este período, se da un ascenso relativo del nivel del mar, seguido de un brusco descenso relativo del mismo en la parte final del período, con el que comienza la última etapa en la evolución de la cuenca triásica. El descenso relativo del nivel del mar con el que comenzaría el Noriense, dejará la mayor parte de los sectores estudiados emergidos, con karstificación, así como, otros con depósitos condensados, en los que quizás queda representado parte del Noriense, excepto el sector de Morrón de Totana, en el que aunque no se cuentan con dataciones propias, es posible que su último miembro sea de edad Noriense-Retiense (MÄKEL, 1985), de manera que sería el único sector en el que continuaría la subsidencia y el depósito, prolongados durante el Jurásico y parte del Terciario.
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