MAGNA 3.0-E. 1:50.000. MOLINA DE SEGURA (912)

99 los sentidos de desplazamiento y las rotaciones..etc, cuestiones muchas de ellas que siguen discutiendose en la actualidad por numerosos investigadores de la Cordillera, por lo que des- de la reducida extensión de una Hoja y los datos que puedan aportarse, dificilmente se puede abordar la tarea de dicha reconstrucción, por lo se atenderá a las propuestas fundamentadas en estudios regionales y más coherentes con los datos obtenidos en esta Hoja. Existen diferentes propuestas de reconstrucción paleogeográfica (DURAND DELGA, 1980; MARTÍN ALGARRA, 1987; DERCOURT et al., 1993; DURAND DELGA y TEFIANI, 1994; SANZ DE GALDEANO, 1997; SANZ DE GALDEANO et al., 2001), basadas en datos estratigráficos y relaciones tectónicas, en las que se situan los dominios principales de las Zonas Bético-Rifeñas (Z.I.B.R) a partir del Triásico, así como con otros dominios circundantes como la Calabria. Una posible situación de partida a finales del Pérmico es la de la Figura 4 (GARCIA TORTOSA F. J., 2002), donde se propone un nuevo modelo paleogeográfico en el que se sitúan los di- ferentes dominios del sector occidental del Tethys. Una de las diferencias principales con las propuestas anteriores, es la situación de la Dorsal externa respecto al Maláguide, así como el acuñamiento hacia el este de los dominios Alpujárride y Maláguide, coincidiendo con el tránsito a los dominios Kabilide y Calábride. Estos dominios representaban un microcontinen- te que debió ser el área fuente de los sedimentos detríticos constitutivos de las series estudia- das en esta área. Tal como se refleja en dicha figura, el sector estudiado ocupaba un área poco subsidente y sin depósito a partir del Noriense, que a su vez separaba dos zonas subsidentas cual son la del Alpujárride central y algunos sectores de la Calabria con series similares a los Alpujárrides orientales, pero con un registro sedimentario del Noriense bien desarrollado. La evolución sedimentaria del Triásico de las Z.I.B podria resumirse como sigue: durante el Scytiense y la mayor parte del Anisiense se instalaron, de manera generalizada, ambientes flu- viales y costeros sobre los materiales paleozoicos previos. Los depósitos de dichos ambientes de carácter siliciclastico se corresponden, de maneral general, con las formaciones detríticas inferiores de las dintintas unidades tectónicas descritas. La evolución sedimentaria que se deduce de las secuencias de depósito mejor conservadas en el área de estudio, indica una progresiva disminución de la energia hacia techo junto a un ascenso relativo del nivel del mar. Durante este período se comienza la fracturación del Tethys occidental en su contacto con el Escudo Ibérico. La homogeneidad de las potencias en las formaciones detríticas en esta área, lleva a considerar que esta fracturación es aún muy debil y genera escasa subsidencia diferencial. Es a finales del Anisiense y principios del Ladiniense, cuando el proceso de fracturación se acentua, generandose un aumento de la subsidencia en determinados sectores, lo que se traduce en diferencias considerables, en cuanto al espesor de los depósitos de esta edad, entre las distintas unidades discritas. Es este periodo, los siste- mas fluviales retrogradan debido a la transgresión marina que instaura ambientes mareales, con depósitos de tipo sabka, quedando los sistemas fluviales restringidos a los paleosectores meridionales de las unidades malaguides (Morrón de Totana). No fue hasta bien entrado el Ladiniense cuando se alcanzó el nivel de mar alto (HST), que inundó de manera generalizada los dominios, dando lugar a medios de plataforma carbon-

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