MAGNA 3.0-E. 1:50.000. MOLINA DE SEGURA (912)

82 decir, están constituidas por barras, rellenos de canal, cicatrices erosivas, imbricación de cantos, etc. También hay depósitos más finos, de arenas y limos con laminaciones paralelas y cruzadas. La potencia es muy variable con espesores máximos de 6m, salvo en algunos puntos como en las proximidades de Ceutí y de Rivera de Abajo, donde, debido a la tectónica reciente se han producido acumulaciones anómalas a favor de los labios de falla hundidos, alcanzando espeso- res superiores a los 10 m. En este sentido hay que añadir también que, localmente, en algunas de las terrazas, se pueden observar deformaciones, fracturas y fallas de pequeñas dimensiones. Todos estos hechos nos informan de la constante actividad tectónica en la región. El río Mula, por su parte, desarrolla seis niveles de terrazas a +65-80 m, +40 m, +22-36 m, +15 m, +5-7 m y +2 m, este último equivalente al fondo de valle. MATHER et al. , 1995 y SILVA et al. , 1996, han estudiado con detalle las peculiares características de esta cuenca pleistocena, señalando que las directrices del drenaje en el interior de la misma ofrecen un importante control estructural, NNO-SSE en la margen izquierda y SO-NE, en la derecha. Como ya se ha indicado con anterioridad, la mayoría de las terrazas presentan facies típicamente fluviales con espesores máximos de 6 m, pero que raramente llegan a superar los 2 m. Sin embargo, la te- rraza de +22-36 m constituye un nivel diferente y anómalo dentro de la secuencia fluvial del sistema Mula-Pliego (MATHER et al. , 1995). Se trata de una serie de carácter fluvio-palustre, con una potencia superior a 18 m y que aparece solamente aguas arriba de la Falla Tollos-Rodeo, constituyendo el mayor episodio sedimentario este sistema. Para los autores, estos depósitos se encuentran en relación con paleovalles bien delimitados, entre otros por los escarpes del nivel de + 40 m, AGUSTí et al. , en 1990 describe un yacimiento de micromamiferos en la parte supe- rior de la secuencia fluvio-palustre, en Baños de Mula, que indica una edad Pleistoceno superior. Sedimentológicamente, sus características han sido estudiadas con detalle en un trabajo de MATHER et al. , 1995 en el que se considera que los depósitos fluvio-palustres son los domi- nantes, con facies de gravas fluviales subordinadas. Por tanto, las gravas de carácter fluvial son más bien escasas y cuando aparecen, dan cuerpos lenticulares canalizados. Por encima o intercaladas, aparecen arenas formando cuerpos canalizados que indican un sistema de funcionamiento braided con facies laminadas en el interior. Sobre las facies arenosas se reco- nocen abundantes procesos edáficos que varían desde suelos moteados ferruginosos hasta pseudo-gleys que indicarían encharcamientos temporales. Sin embargo, las facies fluvio-pa- lustres que aparecen a techo son las más representativas. Se trata alternancias de arenas y limos amarillentos, fuertemente laminadas y con un alto contenido en carbonatos. Entre ellas aparecen intercalados dos cuerpos arcillosos de tonos grisáceos con illita, materia orgánica y gasterópodos de agua dulce (MATHER et al. , 1995). Estos cuerpos tienen un alto grado de edafizacion y estan biortubados, siendo característica la presencia de suelos hidromorfos de tipo gley con grietas, huellas y tubos de raíces, normalmente rellenos por yesos secunda- rios. SILVA et al. , 1996, señalan, además, la existencia de dos hechos muy importantes, uno es la presencia de deformaciones sinsedimentarias, en un horizonte bien definido y que se reconoce a lo largo de 8 km y, otro, el registro de grandes paleodeslizamientos, anteriores y contemporáneos al desarrollo de estas facies, a lo largo de la falla Tollos-Rodeos, en la intersección con el cauce del río Mula. Estos paleodeslizamientos, aunque actualmente no tienen expresión geomorfológica y sólo son observables en los valles tributarios, se disponen perpendicularmente a la falla, en dicho sector.

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