MAGNA 3.0-E. 1:50.000. MOLINA DE SEGURA (912)

100 atada somera en la que pueden identificarse zonas de mayor subsidencia. (Unidades de Tres Pacos, Morrón de Totana, etc..). De manera general puede indicarse que, en los depósitos de esta edad, los ambientes mas someros y los menores espesores se encuentran el Maláguide respecto al Alpujárride. Las facies representativas de los depósitos finales de este periodo, ya en el transito al Carniense, muestran una relentización de la subsidencia, acompañada de la instalación de ambientes con depósitos más someros, en los que se intercalan capas de tem- pestitas con acúmulos de bivalvos y braquiópodos. Estas capas de tormenta se han encontra- do en todas las unidades, a excepción de las maláguides donde las facies se corresponden a ambientes supramareales y/o subaéreos. Un nuevo evento tectónico aconteció en el límite Ladiniense-Carniense y cuyos primeros re- sultados son la presencia de importantes masas de rocas subvocánicas y por una nueva ree- structuracion de la cuenca. Se originan nuevos relieves que en determinadas áreas pueden actuar como “altos fondos” en algunos de los cuales se dá erosión y karstificación (Aguilas) mientras que en sectores próximos a las áreas generalmente emergidas se depositan potentes series detríticas (Morrón de Totana). En este contecto un aconteció un nuevo episodio de nivel de mar alto (HST), generalizandose un medio de plataforma mixta (carbonatada-siliciclástica). En este periodo debieron acentuarse los sistemas de fracturación que comenzaron a funcio- nar en el Triásico inferior, de manera que se llegó a una fuerte individualización de bloques (surcos y umbrales), lo cual explica en parte la formación de depósitos gravitacionales, tipo “debris flow” y facies asociadas generados por la existencia de pendientes entre los altos fon- dos y los surcos. Dentro de esta individualización pueden identificarse al menos tres sectores que pudieron estar delimitados por zonas de fractura. El más meridional se corresponderia con el Morrón de Totana al norte del cual se ubicaba un área habitualmente emergida con sedimentación eventual de tipo maláguide que, hacia el norte, daba paso a un sector a su vez estructurado en subcuencas más o menos subsidentes y por tanto con mayor o menor influencia marina y que se corresponderia, a grandes rasgos, con las áreas de depósito de las denominadas “unidades intermedias”. El sector más septentrional, a su vez estructurado en subcuencas, es el más subsidente y con depósitos marinos generaliados. Se corresponderia con el área de depósito del Alpujárride en el que, durante este periódo, el sector de la sierra de Almagro debió ser el de mayor subsidencia dentro de los estudiados El dencenso relativo del nivel del mar iniciado en el comienzo del Noriense, deja la mayor parte del área de estudio emergida y con procesos de karstificación y depósito de seriers con- densadas en los que quiza esté representado el Noriense (pro parte), esto ocurre de manera generalizada salvo en la Unidad de Morrón de Totana donde MÄKEL (1985) atribuye su últi- mo miembro al Noriense-Retiense, de modo que seria el único sector de las Z.I.B, en el que continua la subsidencia y el depósito durante el Triásico superior y en periodos prolongados del Jurásico y Terciario. Como ya se ha citado con anterioridad, estudios geofísicos recientes indican que la corteza continental, en este sector, es anómala en cuanto a su poco espesor (20 a 27 Km). Parte de esta atenuación cortical puede asociarse al rifting mesozoico durante el cual el área de la Z.E.B se encuadraba en un margén pasivo que rodeaba la Placa Ibérica por su borde meridional (VERA, 1981; DE RUIG, 1992). Este margen se individualizó tras la etapa de rifting intracon-

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