MAGNA 3.0-E. 1:50.000. FOZ (009)

39 del Paleozoico (PARGA, 1969; ARTHAUD y MATTE, 1977). Responden a un acortamiento de dirección aproximada N-S que los dos últimos autores relacionan con una gigantesca zona de cizalla intracontinental dextra, que recorrería el cinturón desde Los Apalaches hasta Los Urales. 3.2.5. Tectónica alpina En las proximidades de la localidad de Ferreira, en dos taludes de carretera, han quedado ex- puestas dos fallas inversas de alto ángulo, de rumbos subparalelos NO-SE e inclinaciones opues- tas que afectan a depósitos torrenciales de edad pleistocena (Fig. 10) (RODRÍGUEZ GARCÍA et al ., 2006). Los desplazamientos mínimos de las fallas oscilan entre los 150 y 370 cm. Aunque el movimiento aparente de las fallas es inverso, no se ha observado ningún criterio cinemático que haya permitido estimar el movimiento real de las mismas, es decir, si este es inverso o inverso con componente de desgarre. 3.3. EDADDE LA DEFORMACIÓN Las relaciones de superposición entre estructuras y los datos de geocronología absoluta disponi- bles permiten acotar la evolución temporal de los distintos episodios deformativos. La primera foliación tectónica (S ) fue datada en el Anticlinorio del Ollo de Sapo en la región de Alcañices 1 40 39 por el método Ar/ Ar en roca total, en 359,3 ± 0,2 Ma (DALLMEYER et al. , 1997). Esa edad se ha obtenido en la Zona Centroibérica, al Oeste del Dominio del Manto deMondoñedo, mientras que al Este, en el Dominio del Navia y Alto Sil, los mismos autores obtuvieron una edad de 336,5 ± 0,3Ma para la S . En el Manto deMondoñedo no se consiguió datar la primera fase, pero dado 1 el diacronismo que caracteriza la deformación en el Noroeste peninsular (DALLMEYER et al. , 1997), debe situarse entre ambas edades, en el intervalo de 359-336 Ma, es decir, coincidiendo aproximadamente con el Tournaisiense, según la revisión deMCKERROWy VAN STAAL (2000). Para los cabalgamientos de segunda fase, DALLMEYER et al. (1997) encontraron edades entre 343 y 336 Ma e incluso hasta 322 Ma, lo que les situaría todavía en el Tournaisiense, o ya en el Viséense y Namuriense. La edad de la extensión de segunda fase se puede acotar mediante la de los granitos sincinemá- ticos deformados por ella, datados por el método U-Pb en circones y monacitas (FERNÁNDEZ- SUÁREZ et al ., 2000). Así, el macizo granítico de Sarria, situado al Sur del Domo de Lugo, apare- ce deformado por la cizalla basal del Manto de Mondoñedo, habiéndose obtenido una edad de cristalización de 313 ± 2Ma. La zona de cizalla extensional inferior, que aflora en la ventana tec- tónica del Xistral, deforma al macizo granodiorítico de Viveiro, cuya edad de cristalización es 323 +9/-5 Ma. Aunque esta última parece algo más vieja, ambas edades casi se solapan, dentro del margen de error, situando la actividad de la segunda fase entre 10 y 30millones de años des- pués de la primera. Es un periodo razonable, del orden del que se necesita para calentar y fundir parcialmente una corteza continental engrosada (TOKSÖZ y BIRD, 1977; THOMPSON y ENGLAND, 1984; ENGLAND y THOMPSON, 1986). 40 39 Los intentos de datar las foliaciones S y S en el Domo de Lugo dieron edades Ar/ Ar de unos 1 2 300 Ma (DALLMEYER et al ., 1997), obviamente demasiado jóvenes si se las compara con los granitoides sincinemáticos. Sin duda son edades de puesta en hora del reloj isotópico, o cierre del sistema después de un calentamiento, y se acercan a la obtenida en una roca ultramáfica (hornblendita) del macizo de Viveiro (293 +3/-2 Ma; FERNÁNDEZ-SUÁREZ et al ., 2000). En con- secuencia, hay que asumir que la segunda fase era quizás activa en el Namuriense, edad de los

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