MAGNA 3.0-E. 1:50.000. FOZ (009)

36 pues superpusieron las partes inferiores y calientes del manto sobre rocas muchomás frías de su autóctono relativo. La cizalla desarrolló un gradiente de la deformación y evolucionó desde una zona de varios kilómetros de espesor, en condiciones de la facies de las anfibolitas, hasta condi- ciones propias de los esquistos verdes durante la progresiva concentración de la deformación hacia el plano del cabalgamiento, donde se desarrollaron filonitas y ultramilonitas (ALLER y BASTIDA, 1993; MARTÍNEZ CATALÁN et al ., 2003). La foliación S , variable desde una esquisto- 2 sidad de crenulación a una esquistosidad s.s. , la fábrica milonítica y, al final, el desarrollo de mi- crocizallas, reflejan esta evolución. Este episodio representa la continuación de la convergencia de placas, manifestada por unos esfuerzos regionales mayores tangenciales que actuaban sobre una pila de sedimentos ya fuer- temente deformados, que respondieron mecánicamente con la concentración de la deforma- ción en bandas (Fig. 8b), en vez de dar lugar a una deformación ampliamente distribuida, como la que caracteriza la primera fase. 3.2.2.2. Cizallas extensionales En la parte occidental de la Zona Asturoccidental-leonesa se han identificado dos grandes ciza- llas dúctiles substractivas, cuya actividad tuvo como resultado el adelgazamiento de la cuña oro- génica creada por la colisión continental. La superior, que queda fuera de la Hoja de Foz, afectó al flanco normal del Anticlinal de Mondoñedo-Lugo-Sarria, su movimiento fue de bloque de techo hacia el Oeste, y acabó dando lugar a la Falla de Viveiro (Fig. 4). La inferior se desarrolló por debajo del Manto de Mondoñedo, y aflora en la ventana tectónica del Xistral. Afecta de forma muy penetrativa a los metasedimentos cámbricos y neoproterozoi- cos por debajo de la Cuarcita del Xistral, y también a la base de esta formación, que pese a estar intensamente plegada por la primera fase, tiene un límite inferior muy neto en la cartografía. Este límite es el despegue extensional inferior de MARTÍNEZ CATALÁN et al. (2003), que trunca y aplasta los pliegues D1, y que limita por arriba la cizalla extensional inferior (Fig. 4). Está repre- sentado en la esquina NO de la Hoja, aunque oculto por los granitos del macizo de San Ciprián (capítulo 4). Además, algunas cizallas extensionales discretas atravesaron la Cuarcita del Xistral, estirándola y haciendo girar grandes bloque limitados por ellas, a medida que se paralelizaban al despegue por debajo (Fig. 8c), según el denominado estilo de fracturación en dominó o en estantería de libros (RAMSAY y HUBER, 1987). La mejor expuesta de tales cizallas es la de Rúa, que atraviesa el mapa con dirección NE-SO por la esquina superior izquierda, interrumpida por los granitos. En las rocas pelíticas, la deformación extensional generó una foliación tectónica S , que varía 2 desde una esquistosidad, a veces de crenulación, en las zonas de la estaurolita-cordierita, y silli- manita, hasta un bandeado gnéisico en la zona de la sillimanita-ortosa. En esta última, la tasa de fusión parcial es elevada, y se desarrollaron estructuras fluidales acompañando a la migmatiza- ción pero, en general, una foliación de alta temperatura y grano grueso está siempre presente en los afloramientos. En la Cuarcita del Xistral, la deformación se manifiesta por el desarrollo de una fábrica planoli- near, con el plano de aplastamiento subhorizontal y una lineación E-O, que estiró y aplastó los pliegues D1 previos y, en ocasiones, generó otros nuevos de pequeño tamaño. Esta fábrica su- frió un fuerte calentamiento, y desarrolló un crecimiento del tamaño de grano que en ocasiones llega a ser exagerado. Los granos de cuarzo alcanzan varios milímetros y engloban pequeños cristales de micas perfectamente paralelos, relictos de un estadio anterior de la fábrica, ya muy penetrativa, pero de granomuchomás fino (MARTÍNEZ CATALÁN et al. , 2003).

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