MAGNA 3.0-E. 1:50.000. FOZ (009)

de Vilaoudriz (Fig. 4), que han sido interpretados en relación con una zona de cizalla de primera fase, debido a la amplitud de su flanco inverso común y al espectacular aplastamiento del sincli- nal, que es perfectamente isoclinal (BASTIDA et al ., 1986; MARTÍNEZ CATALÁN et al. , 1990). La heterogeneidad en la deformación interna de primera fase fue puesta de manifiesto a escala de la Zona Asturoccidental-leonesa por BASTIDA (1980) y MARTÍNEZ CATALÁN et al. (1990). 3.2.2. Segunda fase (D2) Es bastante común identificar y establecer las relaciones mutuas de los eventos deformativos por las foliaciones tectónicas de importancia regional que generaron. En esta línea, se asigna a la segunda fase de deformación la segunda generación de foliaciones tectónicas (S ), subhori- 2 zontales en origen y que pueden aparecer en bandas en cualquier nivel cortical, pero que están ampliamente generalizadas en los niveles profundos. El problema es que a veces, estas foliaciones se desarrollaron en zonas de cizalla contracciona- les, y otras veces en cizallas extensionales. Las primeras aparecen asociadas a cabalgamientos que tuvieron un comportamiento inicial dúctil ante la deformación. Es el caso de la zona de ciza- lla basal del Manto de Mondoñedo. Las segundas están genéticamente ligadas a estructuras extensionales dúctiles que, también a menudo, acabaron como despegues frágiles. Cuando aparece sólo uno de los dos tipos de estructuras, su asignación a la segunda fase de deformación local no presenta problemas. El problema surge cuando ambos tipos de estructu- ras se dan en la misma región, lo que es el caso del Domo de Lugo, y toda la mitad occidental del Manto de Mondoñedo, dentro del que se encuentra la Hoja de Foz. Aquí, ARENAS y MARTÍNEZ CATALÁN (2003), y MARTÍNEZ CATALÁN et al. (2003), han propuesto que ambos tipos de es- tructuras se solapan en el tiempo, lo que justifican con una serie de criterios estructurales y pe- trológicos, y que encuentra un precedente en la extensión N-S contemporánea con la conver- gencia en el Himalaya (BURG et al ., 1984; BURCHFIEL y ROYDEN, 1985; GAPAIS et al ., 1992; HODGES et al. , 1996). En este apartado, discutiremos el significado de las estructuras mayores de cada tipo, englo- bándolas en unmismo episodio de deformación, pese al muy diferente significado de ambos. 3.2.2.1. Cizallas contraccionales Están representadas por la cizalla basal del Manto de Mondoñedo y el propio cabalgamiento basal (Fig. 4). Se trata de estructuras aditivas, que contribuyeron al engrosamiento cortical, 34  Figura 8. Evolución estructural del Manto de Mondoñedo y su autóctono. Se muestran las iso- gradas de metamorfismo regional y las zonas de cizalla dúctiles. (a) Desarrollo de pliegues D1 y zonas del metamorfismo Barroviense. (b) Estadios iniciales del emplazamiento del Manto de Mondoñedo. Deformación dúctil en profundidad y frágil cerca de la superficie. La cizalla dúctil inferior se identifica en áreas meridionales de la ventana tectónica del Xistral. (c) Los efectos de la extensión se registran tanto en el Manto de Mondoñedo como en su autóctono, y van asociados al ascenso de rocas ígneas y a la fusión parcial de las zonas profundas del Domo de Lugo. La exhu- mación de rocas profundas calientes por efecto de la cizalla dúctil y el despegue extensional infe- rior provoca el calentamiento de su bloque de techo, de forma que rocas que previamente eran de bajo grado, como la Cuarcita de Xistral, alcanzan la isograda de la sillimanita. Esta unidad se estiró dando lugar a “boudinage” en dominó, con rotación de bloques. (d) La Falla de Viveiro cul- mina el colapso extensional y el desarrollo del domo. Las letras A-E hacen referencia a la localiza- ción de las trayectorias P-T generales de la Fig. 13. SegúnMARTÍNEZ CATALÁN et al . (2004a).

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