MAGNA 3.0-E. 1:50.000. CALASPARRA (890)

78 por procesos halocinéticos, con extrusión y derramamiento de materiales triásicos en el fondo de la cuenca. En el ámbito subbético el carácter pelágico se prolongó durante el Paleógeno, con episodios turbidíticos en el Eoceno. Mientras tanto, la Zona Prebética permanecería bajo un contexto de plataforma somera, con una etapa regresiva durante el Oligoceno, en la que se produciría sedimentación de tipo aluvial. A finales del Paleógeno dio comienzo la estructuración definitiva de la cordillera debido al acercamiento de las placas Europea y Africana, que se prolongó a lo largo del Mioceno Infe- rior. Como consecuencia del emplazamiento de las Zonas Internas en su ubicación actual, la deformación en las Zonas Externas alcanzó su máxima intensidad durante el Burdigaliense; este hecho provocó desplazamientos generalizados hacia el N en las Zonas Externas y, a su vez, un importante acortamiento, tanto por el desarrollo de cabalgamientos como por el de procesos de plegamiento y fracturación. En el ámbito de la Hoja, el Mioceno Inferior supuso una uniformización sedimentaria, median- te la instalación de una plataforma carbonatada de carácter somero. Como consecuencia de la compresión alpina se produjo el avance y apilamiento hacia el N y NO de diversos mantos; debido a ello tuvo lugar un drástico cambio paleogeográfico, con reducción de la cuenca sedimentaria por creación de una serie de relieves de orientación general N70ºE. Este dispositivo paleogeográfico fue modificado durante el Mioceno Medio como consecuen- cia de una nueva fase tectónica, caracterizada por la actuación de importantes desgarres, cuyo funcionamiento produjo un importante desplazamiento entre los bloques adyacentes, con notables variaciones en la orientación de las estructuras previas, de forma especial en el caso de la falla de Socovos. La región adquirió una paleogeografía de tipo archipiélago, con sedimentación en condiciones de plataforma poco profunda. El último episodio transgresivo tuvo lugar en el Tortoniense, bajo condiciones similares a las del ciclo anterior. La retirada del mar en el Turoliense dio paso a un régimen continental, caracterizado por la creación de cuencas intramontañosas cuyo relleno se efectuó en dos etapas: la más antigua se caracterizó por el predominio de ambientes lacustres, con esporádicos episodios fluviales y a lo largo de ella se produjeron eventuales episodios volcánicos de carácter lamproítico; la más moderna, con la que culminó la sedimentación terciaria y se inició la cuaternaria, se puso de manifiesto a través de abanicos aluviales cuyos aportes procederían de los bordes de las cuencas. A partir del Cuaternario adquirieron un papel preponderante las formas de enlace entre las sierras y las depresiones, así como los procesos de encajamiento de la red fluvial, hasta pro- porcionar a la región la fisonomía observable hoy día.

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