MAGNA 3.0-E. 1:50.000. CALASPARRA (890)

77 5. HISTORIA GEOLÓGICA La Cordillera Bética posee una prolongada y compleja historia geológica dentro de la cual la de las Zonas Externas puede remontarse al Triásico, diferenciándose dentro de ella dos etapas principales: un periodo eminentemente sedimentario, acontecido durante el Mesozoico, y un periodo orogénico, acaecido a lo largo del Terciario. Los materiales más antiguos aflorantes en la Hoja de Calasparra corresponden al Triásico, durante el cual la sedimentación se desarrolló en ambientes de tipo sebkha , bajo condiciones climáticas áridas, con intercalación de episodios correspondientes a llanuras de mareas. A finales del Triásico o principios del Jurásico se produjo un cambio paleogeográfico notable debido a la transgresión generalizada acontecida en todo el ámbito de las Zonas Externas. Con ella se implantó una plataforma carbonatada en la que se individualizarían extensas áreas de llanuras de mareas. En el Pliensbachiense tuvo lugar una interrupción sedimentaria generalizada, íntimamente ligada a los procesos de fracturación relacionados con la apertura del Atlántico Norte. Este evento creó un conjunto de fallas que separarían dominios con subsidencia diferencial, en general orientados según N70ºE. Dichas fracturas adquirieron un doble papel en la historia de la cordillera: por una parte, como condicionantes paleogeográficos, especialmente durante el resto del Jurásico y el Cretácico Inferior; y por otra, como zonas de debilidad ante los es- fuerzos desarrollados durante las distintas fases orogénicas alpinas, acaecidas en el Neógeno. A lo largo del Toarciense-Jurásico Medio, en la Zona Prebética se desarrollaron ambientes de plataforma similares a los precedentes del Jurásico Inferior, en tanto que hacia el dominio subbético se implantaron ambientes de mar abierto y mayor batimetría. Durante el Jurásico Superior la cuenca sedimentaria sufrió fuertes subsidencias diferenciales, así como importantes variaciones de facies entre los diferentes dominios. En la Zona Prebé- tica, la sedimentación se inició bajo condiciones de mar abierto, evolucionando de forma regresiva, de tal forma que al menos su sector septentrional quedó emergido, en tanto que el meridional registraría condiciones de plataforma abierta. Las Unidades Intermedias consti- tuirían un dominio especialmente subsidente, con episodios de tipo turbidítico, en contraste con las facies eminentemente pelágicas del Subbético Externo. A lo largo del Cretácico, el ámbito prebético se caracterizaría por ambientes de plataforma so- mera, con diversos episodios regresivos durante los cuales el sector externo estuvo sometido a ambientes fluviales y fluvio-deltaicos, con motivo de los cuales se produjo la sedimentación de la Facies Weald y la Fm Utrillas, ésta durante el intervalo Albiense-Cenomaniense inferior. A comienzos del Cretácico Superior se instaló un ambiente de plataforma somera que perduró hasta el Senoniense, con diversos procesos de emersión y erosión. Por su parte, el ámbito subbético se caracterizó por sus condiciones pelágicas, si bien el dominio de las Unidades Intermedias recibió importantes aportes turbidíticos durante el Cretácico Inferior; probable- mente a finales de éste, el ámbito subbético sufrió cierta inestabilidad, puesta de manifiesto

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