MAGNA 3.0-E. 1:50.000. CALASPARRA (890)
71 4.2.2.2. Formas fluviales y de escorrentía superficial Son las formas de mayor representación, constituyendo uno de los rasgos distintivos de la zona, especialmente en el valle de los ríos Segura, Moratalla y Argos, en los que se han di- ferenciado: fondo de valle, llanura de inundación, cauces abandonados, terrazas, conos de deyección, abanicos de baja pendiente y depósitos de tipo aluvial-coluvial; también son muy frecuentes diversas formas erosivas tales como incisión lineal, cárcavas, escarpes, aristas, gar- gantas, cambios bruscos de pendiente y erosión lateral. Los depósitos de fondo de valle tapizan totalmente el cauce activo de la red de drenaje. También se han reconocido depósitos de llanura de inundación , mucho más extensos en el valle del río Se- gura, donde configuran una de banda de varios centenares de metros de anchura surcada por el cauce, muy sinuoso; en ella son muy frecuentes los cauces abandonados , testigos de una reciente dinámica fluvial controlada hoy día por los numerosos embalses de la cuenca del río Segura. Cuando no ha sido posible separar los depósitos del fondo de valle de los aportes coluviona- res laterales, se han representado como depósitos de tipo aluvial-coluvial , como en el ámbito de la rambla del Canalón. Los principales valles poseen escalonamientos correspondientes a terrazas , destacando los siste- mas correspondientes a los ríos Segura, Moratalla y Argos. Se han diferenciado seis niveles, de los que el superior no ha sido observado en el valle del Argos. Tan sólo es posible establecer su crono- logía relativa, habiéndose agrupado como: terrazas “altas”, de cotas superiores a +60 m; terrazas “medias”, con cotas de +15-60 m; y terrazas “bajas”, de cotas inferiores a +15 m. En general, se observa poca continuidad lateral en todos los niveles, entre los que además, excepto en el caso del nivel superior, no hay un salto importante. Se observan formas solapadas, más frecuentes entre los niveles inferiores, y colgadas, predominantes entre los superiores. En todos los casos están muy afectadas por la incisión transversal de la red secundaria. Otras formas de amplia distribución son los conos de deyección y, en menor medida, los aba- nicos aluviales de baja pendiente , cuyo depósito se produce en la confluencia entre pequeños arroyos y valles de mayor entidad, en los cuales la carga transportada por aquéllos deja de estar confinada, expandiéndose sobre el cauce, la llanura de inundación o una terraza. Cuando sus ápices se encuentran próximos entre sí, se produce coalescencia entre los conos, de forma que pueden aparecer como una banda que orla la vertiente de los valles. Presentan un desarrollo no- table al pie de las sierras de la Silla y de la Puerta. Su disposición, junto al grado de cementación, son los únicos criterios que permiten esbozar su cronología, habiéndose distinguido dos grupos: los más modernos muestran un bajo retoque morfológico, en tanto que los más antiguos se encuentran colgados con respecto a la red fluvial actual. Entre las formas erosivas, se han diferenciado escarpes inferiores a 25 m y entre 25-100 m , así como marcas de incisión lineal en v y de arroyada en regueros , ampliamente repartidas por la zona. Los efectos erosivos más acusados se producen en las zonas montañosas, donde la ero- sión ha generado gargantas y cañones fluviales , que pueden superar 6 km de longitud y 250 m de desnivel, como en el caso del cañón de Almadenes. También poseen una gran representa-
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