MAGNA 3.0-E. 1:50.000. CALASPARRA (890)

69 4.2.1.1. Formas estructurales Poseen gran representación, especialmente los escarpes, las superficies estructurales y las fallas con expresión morfológica, habiéndose diferenciado entre éstas: fallas, fallas supuestas, fallas normales con indicación de hundimiento, fallas en dirección y frentes de cabalgamiento. Las fallas se agrupan en torno a familias de diferentes orientaciones. La falla más destacada es la de Socovos, que con dirección ONO-ESE (N110-120ºE) en el sector occidental se arquea hasta adoptar una disposición E-O en el ámbito meridional de la sierra del Molino. En conjunto se trata de un desgarre dextro, pero se ha representado simplemente como falla ya que en pa- ralelo a él se disponen numerosos accidentes de entidad variable, sin que en ocasiones pueda determinarse cuál es el principal. Junto a la familia de fallas paralelas a la falla de Socovos, cabe destacar las de dirección ENE-OSO, típicamente bética, y NNO-SSE. Idénticas orientaciones po- seen las fallas supuestas , cuyo mayor reflejo tiene lugar en el valle del río Moratalla; además de las fallas ocultas por depósitos cuaternarios, en el presente grupo se han incluido algunas alineaciones morfológicas que parecen responder a fallas. Entre las fallas normales con indicación de labio hundido destaca por su longitud la que constituye el límite meridional de la sierra del Espartal; existen diversos casos de fracturas que limitan bloques aparentemente desnivelados, pero ante la posibilidad de que correspondan a desgarres, se han re- presentado como fallas en sentido amplio. El mismo tipo de razonamiento se ha empleado con un buen número de posibles desgarres o fallas en dirección , por lo que tan sólo se ha distinguido un reducido número de ellos, destacando el que limita el extremo nororiental de la sierra de la Puerta. Por lo que respecta a los frentes de cabalgamiento , se han diferenciado aquellos que marcan cambios topográficos importantes, como el de la sierra de San Miguel. La deformación de los niveles competentes permite reconocer relieves conformes anticlinales , como los de los parajes de la Hoya de Cuevas y la cueva del Puerto, así como la determinación del rumbo y buzamiento de las capas. También se observan formas invertidas destacables, como el relieve sinclinal invertido de la sierra del Algaidón. Son muy abundantes las formas litoestructurales, condicionadas por la diferente resistencia de los materiales frente a la erosión; en los casos de mayor resistencia se distinguen resaltes de capas . En los materiales miocenos continentales, poco o nada deformados, abundan las superficies es- tructurales , en parte degradadas , y los escarpes estructurales en capas horizontales , habiéndose diferenciado los escarpes inferiores a 100 m y entre 25-100 m. En materiales moderadamente deformados, como los del intervalo Aquitaniense-Serravalliense, se conservan un gran número de líneas de capa (con frecuente indicación de buzamiento ), superficies estructurales , en muchos casos degradadas, y escarpes estructurales en capas monoclinales inferiores a 25 m . En las zonas de máxima deformación se reconocen crestas , como en la sierra del Puerto, y resaltes en capas subverticales , frecuentes en las dolomías triásicas y en los niveles calcáreos eocenos y del Albiense del sector meridional. Los escarpes estructurales en capas monoclinales superiores a 25 m desta- can en los profundos encajamientos de la red fluvial en el ámbito de las sierras del Molino-de la Palera ( superiores a 100 m ) y en el flanco meridional del sinclinal del Algaidón ( entre 25-100 m ).

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