MAGNA 3.0-E. 1:50.000. CALASPARRA (890)

13 En cualquier caso, el conocimiento más detallado viene aportado por la edición anterior de la Hoja geológica a escala 1:50.000 de Calasparra, perteneciente al Plan MAGNA (JEREZ et al ., 1974a), sin olvidar la información proporcionada por las Hojas limítrofes de Isso (868; GÁLLEGO et al ., 1984), Moratalla (889; JEREZ, 1981), Cieza (891; JEREZ et al ., 1974b) y Cehegín (911; VELANDO y PAQUET, 1974). Los trabajos elaborados en la zona posteriormente han abordado temas puntuales, como la datación radiométrica de las rocas volcánicas del cerro de Salmerón (Monagrillo), efec- tuada por BELLON et al . (1981). Uno de los aspectos que ha despertado mayor interés ha sido el relativo a las cuencas con- tinentales neógenas, pudiendo señalarse al respecto el tratamiento efectuado por ELÍZAGA y CALVO (1988), CALVO y ELÍZAGA (1990) y especialmente ELÍZAGA (1990) en su tesis doctoral. Por lo que respecta a los estudios más recientes, la tesis de RODRÍGUEZ PASCUA (2001) se centra en la paleosismicidad de las cuencas neógenas lacustres, en tanto que la publicación de GONZALVO et al . (2001) precisa el límite Ypresiense-Luteciense en la región. 1.3. MARCO GEOLÓGICO La Hoja a escala 1:50.000 de Calasparra se halla encuadrada en el sector oriental de la Cor- dillera Bética y, más concretamente, en la zona de confluencia entre las zonas Prebética y Subbética, tal como las estableció FALLOT (1948). La Cordillera Bética constituye el extremo occidental de las cadenas alpinas europeas; se trata de una zona que, al igual que todo el borde mediterráneo, durante el Cenozoico ha sufrido fenómenos tectónicos de escala con- tinental relacionados con la apertura del Atlántico y el Tethys, así como con la colisión de las placas Europea y Africana. Con el nombre de Cordillera Bética se agrupa una serie de alineaciones montañosas de dirección predominante N70ºE, dispuestas entre las provincias de Alicante y Cádiz, al S del valle del Guadalquivir. De acuerdo con la concepción clásica del geosinclinal, en la cordillera se distinguen tradicionalmente las Zonas Internas y Externas. Las Zonas Inter- nas presentan deformaciones profundas que afectan al zócalo, acompañadas de meta- morfismo, mientras que las Zonas Externas se caracterizan por una cobertera plegada y despegada al nivel del Triásico, desarrollándose en ellas cabalgamientos y mantos de corrimiento. Aplicando estos conceptos a la región mediterránea, se puede decir que las Zonas Externas se sitúan en los bordes de las placas Europea y Africana, mientras que las Zonas Internas se ubican en el límite de ambas placas, coincidente en el sector que nos ocupa con el denominado “bloque de Alborán” (MARTÍN-ALGARRA, 1987). El resto de la cordillera queda configurado por depresiones neógenas de origen diverso: por una parte, la Depresión del Guadalquivir constituye la antefosa que separa la cordille- ra y el margen continental estable, representado por la Meseta, habiendo recibido aportes siliciclásticos originarios de ésta, así como aportes olistostrómicos procedentes del frente de la cordillera; por otra parte, las depresiones intramontañosas, irregularmente distribuidas, son el reflejo de la tectónica post-alpina.

RkJQdWJsaXNoZXIy MTI4MzQz