MAGNA 3.0-E. 1:50.000. GRADO (028)

98 Durante el inicio del Cretácico Inferior, el área del Macizo Ibérico correspondiente a gran parte de Asturias estuvo emergida y afectada por procesos de erosión subaérea. La sedimentación cretácica no se inicia hasta el Barremiense y tiene un marcado carácter transgresivo. Los sedimentos forman un solapamiento expansivo hacia el sur, que indica el progresivo ensan- chamiento de la cuenca sedimentaria en esa dirección. En el área de la Hoja de Grado, la sedimentación propiamente dicha se inicia en el Cenomaniense (Cretácico Superior) con el depósito de los sedimentos de la Fm Ullaga, y se prolonga al menos hasta el Santoniense. Durante este periodo de tiempo alternan los sedimentos carbonatados marinos someros, lito- rales y de plataforma (formaciones Ullaga, La Manjoya, San Lázaro y Oviedo), con depósitos siliciclásticos litorales y fluviales (formaciones El Caleyu, Latores y La Argañosa). Esta sucesión se acumula en una extensa plataforma vergente hacia el golfo de Vizcaya. La sedimentación marina en este margen continental del norte de Iberia se prolonga en áreas de la Cuenca Vasco-Cantábrica hasta el Eoceno. Sin embargo, en el área correspondiente a esta Hoja no se han preservado sedimentos marinos tan modernos. 5.4. LA OROGENIA ALPINA La convergencia y colisión de las placas Ibérica y Europea, que se inicia durante el Cretácico Su- perior, da comienzo a la formación de la Cadena Pirenaica. La deformación alcanza al Margen Nord-Ibérico a lo largo del Paleógeno. Los esfuerzos compresivos provocaron la inversión de las fallas extensionales más prominentes del margen continental, el rejuego de las estructuras varis- cas y tardi-variscas con orientaciones favorables y el desarrollo de nuevos fallas inversas y cabal- gamientos. El desplazamiento hacia el sur de parte del basamento de la zona Cantábrica sobre un cabalgamiento alpino profundo fue el responsable de la elevación de la Cordillera Cantábrica (Alonso et al ., 1996; Alonso y Pulgar, 2004). La inversión tectónica de la falla extensional de Lla- nera dio lugar a la creación de la Cuenca terciaria de Oviedo durante el Eoceno medio-superior. Esta pequeña cuenca endorreica, que ocupaba la parte central de Asturias, estaba afectada por un clima templado y con un cierto grado de aridez. En el borde septentrional, junto a la Falla de Llanera, existía una orla de pequeños abanicos aluviales que pasaban distalmente a pequeños sistemas fluviales y amplias llanuras con zonas palustres. El entorno de lo que actualmente es Oviedo estuvo ocupado parcialmente por pequeños lagos y charcas de aguas turbias (ciénagas), en cuyos bordes se desarrollaba una rica vegetación de algas carofitas. La sedimentación en esta cuenca se prolonga al menos hasta el Oligoceno. No existen evidencias de que la cuenca de Grado, que presenta sedimentos de similar naturaleza, estuviera directamente conectada con la de Oviedo. De acuerdo con (Alonso et al ., 1996), la sucesión de Grado representaría los términos más modernos de la sucesión terciaria asturiana, y registraría el desarrollo de sistemas de drenaje en la vertiente Cantábrica que postdatan la principal fase de deformación Alpina. La historia geológica del área de esta Hoja durante el resto del Cenozoico viene marcada por el progresivo desarrollo y encajamiento de los sistemas de drenaje de la vertiente Cantábrica, que dieron lugar a la red fluvial que actualmente continúa desmantelando la Cordillera Cantábrica.

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