MAGNA 3.0-E. 1:50.000. GRADO (028)

95 rior y el Devónico. Esta configuración paleogeográfica definiría las dos áreas que han sido deno- minadas “Surco Cántabro-Ibérico” y “Umbral Cántabro-Ibérico” (Aramburu et al ., 2004). El límite entre las zonas Cantábrica y Asturoccidental-leonesa estaría definido por un accidente tectónico (probablemente una estructura distensiva que coincidiría aproximadamente con la situación del Cabalgamiento de La Espina) que posteriormente, durante la deformación varisca, actuaría como una estructura inversa. Al oeste de este límite la subsidencia fue mayor que en la Zona Cantábrica, y la sucesión del Paleozoico inferior alcanza un espesor total próximo a los 10 000 m, en contraste con los 3000 m que presenta en la parte occidental de la Zona Cantábrica. En la zona proximal del Surco Cántabro-Ibérico, correspondiente a la Zona Cantábrica, se desarrolló una extensa pla- taforma con predominio de ambientes marinos someros de plataforma, litorales y localmente terrestres. Hacia el oeste, en zonas más distales y subsidentes, correspondientes a la Zona Astu- roccidental-leonesa, predominaron los ambientes de plataforma externa relativamente profundos. A lo largo del Paleozoico inferior, la parte central de Gondwana se encontraba próxima al polo sur del planeta. Durante dicho periodo de tiempo, las latitudes a las que se encontraba el Surco Cántabro-Ibérico fueron variando a causa de la deriva continental de Gondwana. En el Cámbrico inferior se ubicaba en latitudes tropicales, pero su desplazamiento hacia el sur lo llevó a situarse durante el Ordovícico en latitudes circumpolares. Desde este momento y durante el resto del Paleozoico, el continente Gondwana, y con él su margen septentrional, se desplazaron hacia el norte, llegando a alcanzar latitudes tropicales en torno a 20-30º S durante el Devónico Inferior. La posición paleolatitudinal, unida a los elevados aportes terrígenos, hicieron que la sedimentación en el Surco Cántabro-Ibérico estuviera caracterizada por el predominio de depósitos siliciclásticos. Los materiales procedentes de la erosión del Umbral Cántabro-Ibérico fueron transportados hacia la línea de costa por grandes sistemas fluviales de los que existe un registro puntual en el Gp. Cándana y las formaciones La Herrería y Barrios. En la línea de costa se desarrollaron grandes sis- temas deltaicos (p. e., la Fm La Herrería o el Mb. Tanes de la Fm Barrios) que carecen de análogos modernos. La acción de procesos como el oleaje, corrientes generadas por tormentas y corrientes mareales redistribuiría los sedimentos a lo largo de la zona litoral y en la plataforma continental. Las zonas más proximales y litorales, batidas frecuentemente por la acción del oleaje y las co- rrientes de marea, se caracterizaron por el predominio de las facies arenosas (Gp. Cándana, Fm La Herrería, Mb. Tanes de la Fm Barrios, formaciones Furada y Naranco). Las zonas más distales y profundas se caracterizaron por el predominio de sedimentos lutíticos y el depósito ocasional de arenas y limos transportados por corrientes de retorno de tormentas (formaciones Oville, Luarca, y términos lutíticos de las formaciones Furada y Naranco). El episodio de sedimentación carbo- natada correspondiente a la Fm Láncara, rompe este predominio de los sistemas siliciclásticos. El miembro inferior de esta formación representa una extensa rampa carbonatada, probablemente homoclinal, en la que los ambientes inter- y supramareales alcanzaron una gran extensión. Esta rampa carbonatada fue progresivamente sumergida en el Cámbrico medio. En el Devónico, la reducción de los aportes siliciclásticos desde el Umbral Cántabro-Ibérico favo- reció la instalación de importantes sistemas carbonatados. Estos consistieron en extensas rampas carbonatadas representadas por los depósitos del Gp. Rañeces, y las formaciones Moniello y Can- dás. En términos generales, y de acuerdo con el registro sedimentario preservado, en estas rampas los ambientes proximales de rampa interna estuvieron caracterizados por el desarrollo de extensas llanuras mareales de baja energía. En la zona batida por el oleaje y las corrientes de marea se

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