MAGNA 3.0-E. 1:50.000. GRADO (028)

89 Los fondos y abanicos torrenciales se localizan en la confluencia de cursos tributarios de pendientes elevadas con cursos fluviales mayores, como los ríos Narcea, Aranguín y Soto. Morfológicamente, presentan perfiles longitudinales y transversales convexos y, en el caso de los abanicos torrenciales, planta en forma de abanico. Los depósitos están constituidos por gravas y bloques de formas subangulosas a subredondeadas y escasa matriz arenosa. La litología de los materiales puede ser silícea con matriz fundamentalmente arenosa, calcárea con matriz limo-arcillosa o mixta; los depósitos torrenciales del río Aranguín son silíceos mien- tras que los del río Narcea incorporan además materiales calcáreos. A pesar de que algunos de estos depósitos pueden activarse en épocas de lluvias, su gé- nesis parece estar relacionada con fenómenos fluvio-torrenciales, afectando a materiales poco coherentes, principalmente derrubios y coluviones, en laderas colonizadas por una vegetación más escasa que en la actualidad. Por otra parte, la presencia aleatoria de es- tos depósitos a la salida de cuencas fluvio-torrenciales de características similares induce a caracterizarlos como formaciones en proceso de fosilización. A partir de estas interpreta- ciones, y de su relación espacial a nivel regional con depósitos aluvio-coluviales, se les ha asignado una edad Pleistoceno-Holoceno. Los abanicos aluviales se localizan en la confluencia de los ríos Gaspar y Moutas con el río Cu- bia. Morfológicamente presentan planta en forma de abanico. Los depósitos están constituidos por gravas y bloques de formas subangulosas a subredondeadas con abundante matriz areno-li- mosa; son frecuentes las intercalaciones de niveles arenosos y limo-arcillosos. La litología de los materiales es fundamentalmente silícea, y con carácter accesorio existen clastos calcáreos. Los abanicos aluviales están generados por cursos fluviales que emergen en áreas de relieve no confinante. Frente a los abanicos de los sistemas torrenciales, los abanicos aluviales carto- grafiados presentan cursos fluviales con pendientes longitudinales escasas, abundante carga en suspensión y llanuras de inundación aguas arriba. Se les asigna una edad Holocena, por ser depósitos con numerosas evidencias de activi- dad reciente. Las llanuras de inundación se encuentran bien representadas en los ríos Nalón, Narcea, Aran- guín, Nonaya, Cubia, Nora, Soto, Andallón y Trubia. Merecen especial atención el tramo del río Nalón en su confluencia con los ríos Narcea y Aranguín, y el tramo del río Cubia sobre el Terciario de Grado, en los cuales las llanuras aluviales adquieren extensiones muy notables. Las llanuras de inundación cartografiadas coinciden con la primera llanura sobre el cauce del río. Los materiales que constituyen estos depósitos están formados por clastos heterométricos, bloques y gravas, desde subredondeados a subangulosos con abundante matriz areno-limo- sa; además, son frecuentes las intercalaciones de niveles irregulares arenosos y limo-arcillosos. Los clastos son fundamentalmente silíceos, y con carácter accesorio existen clastos calcáreos. La morfología de los cursos fluviales asociados a esta formación superficial es, según la cla- sificación de MOLLARD (1973), de tipo meandriforme confinada; esta clasificación asigna a

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